Efectivamente: una dieta sostenible no solo es buena para tu salud y para tu microbiota, también lo es para el medio ambiente. Hablamos de ello aquí.
El impacto de nuestra alimentación en la salud y el medio ambiente
Nuestro estilo de vida actual nos ha llevado a adoptar hábitos alimentarios poco saludables y poco sostenibles.
La creciente dependencia de alimentos ultraprocesados y precocinados no solo afecta negativamente a nuestra salud, sino que también genera un impacto ambiental significativo. Por ello, es fundamental promover modelos de alimentación que sean equilibrados, nutritivos y, al mismo tiempo, respetuosos con el planeta.
La dieta atlántica: un ejemplo de alimentación saludable y sostenible
Un claro referente de este tipo de alimentación es la dieta atlántica, un patrón tradicional extendido en Galicia y Portugal. Se ha demostrado que este modelo no solo aporta múltiples beneficios a la salud, sino que también reduce la huella ambiental, gracias a su baja huella de carbono e hídrica.
Este tipo de alimentación se basa en productos frescos, de proximidad y de temporada, con un alto consumo de pescados, mariscos, hortalizas, frutas, cereales integrales y lácteos. Su equilibrio nutricional la convierte en una opción ideal para mantener una dieta saludable a largo plazo.
La microbiota intestinal y su relación con la dieta
Además de su impacto en la salud general, la dieta atlántica juega un papel clave en el mantenimiento de una microbiota intestinal equilibrada. Al ser rica en fibra, prebióticos y nutrientes esenciales, favorece el desarrollo de una flora intestinal diversa y saludable. Esto contribuye a la regulación del sistema inmunitario, mejora la digestión y ayuda a prevenir diversas enfermedades metabólicas e inflamatorias.
Cuidarnos a nosotros mismos y al planeta
Seguir un modelo de alimentación sostenible no solo mejora nuestra calidad de vida, sino que también ayuda a reducir el impacto ambiental de nuestra dieta.
Optar por productos locales, minimizar el consumo de ultraprocesados y volver a patrones alimentarios más tradicionales puede marcar una gran diferencia tanto para nuestra salud como para la del planeta.
Recuperar hábitos alimentarios como los que promueve la dieta atlántica es un paso en la dirección correcta para garantizar un futuro más saludable y sostenible.