El Dr. Javier García Septiem explica el proceso de diagnóstico de la incontinencia fecal o anal. No sientas vergüenza: hablemos de ello.
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Incontinencia ASIAEl Dr. Javier García Septiem explica el proceso de diagnóstico de la incontinencia fecal o anal. No sientas vergüenza: hablemos de ello.
Si experimentas incontinencia fecal o anal, es fundamental que consultes con un médico especialista en coloproctología para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.
Para diagnosticar la incontinencia fecal, normalmente se siguen una serie de pasos que enumeramos a continuación:
1. Historial clínico: el médico te preguntará sobre tus antecedentes médicos, incluyendo cirugías previas, enfermedades, medicamentos que tomas y hábitos alimenticios. En el caso de las mujeres, también se indagará sobre el historial de embarazos y partos.
2. Diario del paciente: se te pedirá que lleves un registro detallado de tus hábitos intestinales durante un período determinado, generalmente cuatro semanas. Esto incluye la frecuencia de las deposiciones, la consistencia de las heces, la urgencia para llegar al baño y cualquier episodio de incontinencia.
3. Evaluación de la gravedad de los síntomas: se utilizan escalas específicas, como la escala de la Cleveland Clinic, para determinar la gravedad de la incontinencia fecal. Estas escalas ayudan a cuantificar la frecuencia de los episodios y el impacto en la calidad de vida.
4. Exploraciones físicas: el médico realizará un examen físico, que puede incluir la inspección de la zona anal, la palpación del abdomen y un tacto rectal para evaluar la salud del recto y el ano.
5. Pruebas adicionales: en algunos casos, se pueden requerir pruebas adicionales para obtener más información sobre la función de los músculos y nervios que controlan la defecación. Estas pruebas pueden incluir:
Ecografía endoanal: esta prueba utiliza ondas sonoras para crear imágenes del canal anal y el recto, lo que permite al médico visualizar posibles anomalías.
Manometría anorrectal: esta prueba mide la presión y la sensibilidad del recto y el ano, lo que ayuda a evaluar la función de los músculos del esfínter anal.
Es importante recordar que cada caso es único y el proceso de diagnóstico puede variar según las necesidades individuales. No dudes en hablar abiertamente con tu médico sobre tus síntomas y preocupaciones para que pueda proporcionarte la mejor atención posible.
los médicos estamos más que acostumbrados a hablar con todo tipo de pacientes, por lo que no tienes que sentir vergüenza a la hora de acudir a consultas. Si tienes incontinencia, nada. Haremos todo lo posible para que te sientas cómodo y relajado cuando nos describa tu problema. Para el diagnóstico de esta patología realizamos varios estudios. Lo primero, tu historial clínico. Te preguntaremos acerca de tus antecedentes personales y patológicos, la duración de tus síntomas o si te han operado algo una vez, así como tus hábitos dietéticos o de medicamentos. En el caso de las mujeres, necesitaremos saber si has tenido hijos y las características del parto, que es lo que conocemos como historias estética. Esta información general se complementa con información específica, por lo que te entregaremos un diario que tendrás que cumplimentar durante cuatro semanas y gracias al que sabremos un poco más sobre tu función intestinal, es decir, las características de las deposiciones y con cuánta urgencia tienes evacuar concretando un poco más. También necesitaremos saber cómo de severos son tus síntomas. Para ello utilizamos escalas. Es decir, valoraremos una serie de indicadores que nos ayuden a saber de forma sencilla las características de las heces y la frecuencia de los episodios de incontinencia como la escala de la Cleveland Clinic, en la que significa una perfecta continencia y veinte el grado máximo de incontinencia. Hay otras escalas muy útiles que nos sirven también para valorar el impacto que tiene esta patología en la calidad de vida. Por otro lado, seguramente realizaremos exploraciones físicas diversas que incluyen la inspección, palpación, ano rectal y tacto rectal con las que detectaremos si hay alguna anomalía en el recto y también evaluaremos la zona peana. Incluso podemos valernos de exploraciones neurológicas muy sencillas, por ejemplo, pidiendo te que tosas, lo que nos indicará cómo funcionan los reflejos anales. La mayoría de los pacientes pueden ser diagnosticados con todo los parámetros que hemos visto en este vídeo, pero en casos particulares quizás sean necesarias otras pruebas adicionales como la ecografía indo, que nos permite conseguir imágenes mucho más precisas, o la mano MET anal de perfusión, que nos permite medir presión y sensibilidad del reto. Cada caso es un mundo y por ello la realización de otras pruebas dependerá de cada persona. Por tanto, si crees que tienes un problema de incontinencia, consulta con tu médico y pide ser valorado por un especialista