Cuando una madre está pasando por una infección, es normal preguntarse si puede seguir amamantando a su bebé. La lactancia materna ofrece numerosos beneficios tanto para la madre como para el bebé, y en la mayoría de los casos, es seguro continuar amamantando incluso durante una enfermedad.
¿Puedo amamantar si tengo una infección?
La respuesta a esta pregunta depende del tipo de infección y de la salud general de la madre y el bebé. En muchos casos, los anticuerpos que la madre produce para combatir la infección se transmiten al bebé a través de la leche materna, lo que ayuda a proteger al bebé de la enfermedad.
Casos en los que se recomienda la lactancia materna
En general, se recomienda la lactancia materna incluso si la madre tiene infecciones comunes como:
Resfriado común
Gripe
Gastroenteritis
Mastitis
Infección de orina
Es importante que la madre se asegure de mantenerse hidratada y descansar lo suficiente para recuperarse de la infección. También es recomendable lavarse las manos con frecuencia y cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar para evitar contagiar al bebé.
Casos en los que se debe consultar con un profesional de la salud
Existen algunas situaciones en las que es importante consultar con un profesional de la salud antes de continuar con la lactancia materna durante una infección. Estas situaciones incluyen:
Si la madre tiene fiebre alta
Si la madre está tomando medicamentos que no son compatibles con la lactancia materna
Si el bebé es prematuro o tiene un sistema inmunitario debilitado
Si la madre tiene una infección grave, como tuberculosis, VIH o hepatitis C
En estos casos, el médico puede recomendar suspender temporalmente la lactancia materna o tomar precauciones adicionales para evitar la transmisión de la infección al bebé.
Es fundamental recordar que la lactancia materna es un acto de amor y cuidado hacia el bebé. Si tienes alguna duda o preocupación sobre la lactancia materna durante una infección, no dudes en consultar con tu médico o con un asesor de lactancia.