Los probióticos y prebióticos han demostrado potencial en el tratamiento de la dermatitis atópica, aunque los resultados varían.
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Probióticos para la dermatitis atópica: ¿realmente funcionan?
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta especialmente a niños, aunque también puede persistir o manifestarse en la edad adulta. Su origen es multifactorial, involucrando factores genéticos, alteraciones inmunológicas y desequilibrios en la microbiota.
Se ha comprobado que los pacientes con esta afección presentan una microbiota cutánea e intestinal alterada, lo que ha llevado a explorar estrategias terapéuticas basadas en la modulación del microbioma mediante probióticos y prebióticos.
Los estudios sobre probióticos en la dermatitis atópica han arrojado resultados mixtos. Algunas investigaciones muestran beneficios en la reducción de la gravedad de los síntomas, mientras que otras no encuentran diferencias significativas.
Las cepas más estudiadas, como Lactobacillus y Bifidobacterias, han demostrado mayor eficacia en pacientes con formas moderadas o graves de la enfermedad, especialmente cuando hay otras condiciones alérgicas asociadas, como asma o rinitis.
Los probióticos también se han investigado como estrategia preventiva, con resultados prometedores en mujeres embarazadas, lactantes y niños con predisposición a enfermedades atópicas.
Además, se ha observado que las combinaciones de probióticos y prebióticos (simbióticos) son más eficaces que los probióticos por sí solos.
Si bien los probióticos y prebióticos pueden ser una opción complementaria en el tratamiento de la dermatitis atópica, su eficacia depende de factores como la cepa utilizada, la dosis y la duración del tratamiento.
Es fundamental seguir investigando para determinar su papel definitivo en el manejo de esta enfermedad y definir estrategias personalizadas para cada paciente.
son eficaces los probióticos para la dermatitis atópica. Como todos sabéis, la dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel, muy prevalente en población pediátrica que puede persistir o también aparecer incluso en la edad adulta, afectando a la calidad de vida de aquellos pacientes que la sufren, así como su entorno y generando costos significativos en salud. Factores como la genética, alteraciones en la barria cutánea o trastornos inmunológicos, entre muchos otros, contribuyen a su desarrollo. Además, desde hace algunos años se sabe que los pacientes con dermatitis atópica presentan una microbiota alterada, la cual tiene un papel clave en esta enfermedad. Es por ello por lo que se han diseñado estrategias de tratamiento enfocadas a modular esta flora cutánea e intestinal, ambas desequilibradas en pacientes con dermatitis atópica. Los probióticos y los probióticos, como fibras y oligosacáridos, se han estudiado por sus capacidades para restablecer el equilibrio microbiano y ejercer efectos inmunomoduladores y metabólicos. Las evidencias actuales varían en cuanto a su eficacia, con algunos estudios que muestran resultados claramente positivos en la prevención y reducción de la gravedad de las dermatitis atópica, mientras que otros no hayan diferencias significativas. Hasta el momento, los probióticos más estudiados en dermatitis atópica han sido las cepas de Lactobacillus y Bifidobacterias, demostrándose eficacia, especialmente en aquellos pacientes con dermatitis atópica moderada o grave y que asocian otras enfermedades alérgicas como asma, rinoconjuntivitis o alergia alimentaria. Además, se ha documentado que las cepas de Lactobacillus y Bifidobacterias pueden ser útiles para prevenir el desarrollo de enfermedades alérgicas, incluida la dermatitis atópica, tanto durante el embarazo como durante la lactancia o también en los dos crímenes años de vida, especialmente en aquellos pacientes con factores de riesgo conocidos para el desarrollo de atopia. En relación con las mezclas de probióticos, se ha visto que son más efectivas que los probióticos solos. La intervenciones con probióticos han incluido tanto enfoque tópicos como orales, pudiéndose combinar con tratamientos convencionales como los corticoesteroides, las dosis y cepas específicas, así como la duración de los tratamientos diferente entre estudios, lo cual puede justificar la mencionada contrariedad de resultados. Sin embargo, los datos sugieren una tendencia general hacia una reducción clara de la gravedad de la dermatitis atópica con probióticos, especialmente cuando se usan en combinación con prebióticos, que serían los conocidos simbióticos y su efecto protector depende fuertemente de él o de los microorganismos proporcionales durante la suplementación, así como de la dosis utilizada. En definitiva, la administración de probióticos hi prebióticos en la prevención y el tratamiento de la dermatitis atópica es un área en un constante desarrollo. Si bien los resultados actuales son prometedores, es esencial continuar con investigaciones rigurosas y basadas en la evidencia para establecer su rol definitivo en el manejo de esta compleja enfermedad. Estos tratamientos deben realizarse mediante un enfoco cuidadoso y personalizado, teniendo siempre en cuenta las necesidades y respuestas individuales de cada paciente.