Sé lo que estás pensando. Deberías de saber cómo me siento. Mira, no tendría ni que pedírtelo. ¿Alguna vez te han dicho algo de una frase de este tipo o quizás ha podido salir de tu boca?. Pues vaya, te has encontrado de bruces con el sesgo del adivino.
¿Qué es el sesgo del adivino?
El sesgo del adivino se trata de un error de pensamiento que nos hace creer que sabemos lo que otros están pensando o sintiendo sobre nosotros. Otra posibilidad es que pienses que deberían de saberlo.
Ejemplo práctico del sesgo del adivino
Os pongo un ejemplo práctico. Imagina que llamas a una amiga o un amigo y no te coge el teléfono. Pasan algunas horas o incluso días y no te contestan. ¿Qué sientes?. ¿Qué piensas?. ¡Sorpresa! tu interpretación a esto será: estará enfadada, estará molesta... y empiezan a sucederse una serie de catastróficos pensamientos. Esto produce unas emociones más bien desagradables. Si la persona te importa, claro, aunque bueno, aunque no te importe, también.
Lo curioso es que en unos días os encontráis y os abrazáis. Te cuenta que le robaron el móvil y que ha estado súper desconectada hasta que ha podido solucionarlo. La cara que se te ha puesto. Traga saliva y abrázala fuerte. Esto se queda en una simple anécdota pero analiza la de veces que te ha pasado con tu pareja, con tus amistades, con tu familia... Ahora contéstame, ¿cuántas veces has dado en el clavo y cuántas no?.
El sesgo del adivino consiste en sacar conclusiones apresuradas acerca de algún hecho sin tener las pruebas necesarias que lo respalden. Cuando hacemos esto somos víctimas de una distorsión de nuestro pensamiento, que a buen seguro nos va a hacer sufrir. Así que párate a pensar en las distintas opciones, busca información, pregunta o expresa lo que te está pasando. No esperes a que los demás lo tengan que adivinar. ¿Cuántos adivinos de verdad conoces?