14Oct. 08
En la actualidad, existen muchos pacientes con fracaso renal en las unidades de cuidados intensivos. Para idear soluciones que acaben con esta situación crítica, expertos en la materia se han reunido en San Sebastián en el simposio Fracaso Renal Agudo y Técnicas Continuas en el marco del XXXVIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Nefrología.
En España, de los pacientes que ingresan en unidades de cuidados críticos, si se descuentan los ingresos de postoperatorios no complicados, un tercio de ellos pueden llegan a desarrollar fracaso renal agudo. Además, según estudios recientes tanto internacionales como españoles, si se considera a todos los pacientes ingresados, un seis por ciento presentarán fallo renal.
Los pacientes con este problema tienen una mortalidad superior al 40 por ciento, y casi triplican a la de aquellos que no presentan esta complicación al ingresar en las unidades de cuidados críticos. Y es que, tal y como apunta el doctor Francisco Javier Gainza, Jefe de Sección del Servicio de Nefrología del Hospital de Cruces y presidente de la Sociedad Norte de Nefrología, «los pacientes que necesitan tratamiento renal sustitutivo (artificial) fallecen en más de la mitad de los casos, sin que durante décadas y a pesar de los grandes avances, se pueda remediar».
De entre los que sobreviven y abandonan el hospital, un 15 por ciento necesitarán diálisis después de ser dados de alta, es decir, permanecerán con insuficiencia renal severa.
Prevención y tratamiento del fracaso renal agudo
Según los expertos, la mejor evidencia sugiere que las medidas no farmacológicas son más efectivas que las farmacológicas en la prevención del fracaso renal agudo. Estas medidas no sólo ayudan a preservar la función del riñón, sino que también protegen a otros órganos vitales y mejoran la supervivencia de los pacientes.
El gran avance que ha supuesto la implantación de Programas con Técnicas Continuas de Depuración Extracorpórea ha permitido extender el tratamiento a cualquier puesto de las unidades de cuidados críticos sin precisar instalaciones de Hemodiálisis.
Las técnicas continuas son mejor toleradas por los pacientes graves (muchas veces sépticos y casi siempre con inestabilidad hemodinámica) y permiten un mejor y más sencillo manejo del paciente en aspectos como nutrición o fluidoterapia. Según parece, «consiguen sustituir mejor las funciones fisiológicas por trabajar de forma continua, aunque todavía adolecen de la falta de algunas funciones que proporciona el riñón natural, como funciones absortivas, endocrinológicas o inmunológicas».
Los avances con la implantación casi generalizada de monitores modernos, que aseguran altos flujos con el manejo de grandes cantidades de líquidos, y la comercialización de líquidos de reposición y diálisis con bicarbonato y citratos, favorecen la aplicación de estas técnicas con elevados estándares de seguridad.
Los principales inconvenientes son su elevado coste económico y la alta especialización que requieren por parte del personal médico y de enfermería. El coste económico anual en material (sin contar los costes de personal) ronda los 15 millones de euros en España.
Un paso adelante
Los nuevos adelantos en fracaso renal agudo se centran en la presentación de los modernos birreactores que incluyen membranas con nanotecnología, a las que se incorporan células renales para imitar en la mayor medida de lo posible a los riñones naturales. Se acaban de publicar resultados de un estudio en humanos en fase II comparando estos artilugios con técnicas continuas de hemodiafiltración con resultados positivos.
Otra línea interesante, incluye aplicar variantes de estas técnicas encaminadas al tratamiento de la sepsis, con o sin fracaso renal, combinando técnicas adsortivas con hemofiltración.
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