El Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona participa en un estudio que pretende demostrar la correlación existente entre el número de cigarrillos y la incidencia de partos prematuros, el nacimiento de bebés con bajo peso, patologías como infecciones respiratorias, otitis o el síndrome de muerte súbita.
El embarazo es una de las situaciones en las que la mujer está más sensibilizada de la necesidad de dejar de fumar. Sin embargo, la mayoría de ellas no dan el paso, bien porque no saben cómo hacerlo o por falta de información sobre los efectos que el tabaco puede tener sobre su futuro hijo», lamenta el doctor Francesc Fibla, del Servicio de Prevención y Medio Ambiente del Hospital Sant Joan de Déu (HSJD).
Tampoco duda este especialista en destacar «el importante papel que en estas situaciones puede jugar el obstreta y el pediatra». No en vano, todos los expertos aconsejan abandonar el tabaco por completo no solamente durante el período de gestación, sino también tras el parto, es decir, de forma definitiva.
El riesgo de sufrir un parto prematuro, que el bebé nazca con bajo peso, cólicos del lactante, muerte súbita, infecciones respiratorias y otitis, entre otras patologías, es significativamente superior en los niños de madres fumadoras.
El HSJD participa en un estudio promovido por la Red Europea de Hospitales Libres de Humo bajo la coordinación del Instituto Catalán de Oncología (ICO) con el objetivo de demostrar la relación entre el número de cigarrillos consumido y la incidencia real de las patologías, ya enumeradas, en el recién nacido.
«El estudio consiste básicamente en medir mediante un cooxímetro la cantidad de CO expirado por la madre fumadora, relacionado directamente con el número de cigarrillos consumidos», comenta el Dr. Fibla. Y a partir de ahí, «ver cuál es la relación proporcional entre el nivel de consumo y cómo se traduce eso en la mayor o menor incidencia de diversas patologías en el recién nacido», continúa.
Por el momento, el HSJD ha analizado 90 casos, de los cuáles, el 57 por ciento corresponde a madres no fumadoras. De entre las que sí fumaban, un 15 por ciento había dejado el hábito antes de quedarse embarazada mientras que el 28 por ciento había seguido fumando, y de ellas, una de cada cuatro no varió su consumo de tabaco.
Lamentablemente, un alto porcentaje de las madres fumadoras que abandonan el tabaco durante la gestación vuelven a recuperarlo tras el parto. Y es por eso, que el Doctor Fila insiste en señalar que de este modo «han conseguido evitar las consecuencias para el feto» pero han de recordar que «igualmente importante es seguir evitándolas tras el parto, para el recién nacido».
«Lo ideal -concluye- es que la madre deje de fumar durante todo el embarazo y también tras el parto por completo» y que el padre tampoco fume en el hogar porque si no el bebé se convertirá en un fumador pasivo desde su nacimiento.
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