La oficina ha sustituido a la fábrica como lugar de trabajo por excelencia, pero ésta también alberga peligros para la salud. Durante el reciente II Curso sobre Patología Alérgica Laboral se trató el Síndrome de Edificio Enfermo y otras enfermedades relacionadas con el lugar de trabajo. Un deficiente reciclaje del aire acondicionado, una mala ergonomía del mobiliario o una mala iluminación pueden provocarnos algo más grave que incomodidad.
El Síndrome de Edificio Enfermo o «lo que ahora está considerado por la OMS como la Intolerancia Medioambiental es una serie de manifestaciones clínicas que pueden ser debidas a cuadros alérgicos o no alérgicos y que pueden ser debidas a causas conocidas o no conocidas», nos introduce el director del curso, el doctor Antonio Valero Santiago, especialista en alergias del Hospital Clínico de Barcelona y director del curso.
Este especialista describe el síndrome de edificio enfermo como «toda sintomatología de tipo cutáneo o respiratorio que tiene una persona en su puesto de trabajo por alteración en el aire medioambiental». Esta alteración es debida a una deficiente regulación del reciclaje del aire que sirve para acomodar la temperatura y la humedad.
Los bajos presupuestos con los que se acondicionan los lugares de trabajo sería el principal causante de esta deficiente regulación del reciclaje del aire. Como explica el doctor Valero Santiago, «cuando hay fallos en ese intercambio de aire se acumulan sustancias que en concentraciones pequeñas no irritan, pero cuando aumenta su concentración, produce una serie de síntomas. Pero no en una persona sino en un grupo de personas que están expuestas». Estos síntomas pueden ser picor cutáneo, picor de garganta, tos, mucosidad, obstrucción de nariz, picor de ojos, sensación de falta de aire y opresión, entre otros.
Por su parte, el doctor Enrique Alday, jefe de la Unidad de Neumología y Alergia del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, explicó en su ponencia un mayor rango de posibles factores que pueden afectar a la salud del trabajador en su puesto, tales como «la concepción arquitectónica de los lugares de trabajo, los ambientes térmicos y sonoros, la iluminación y visibilidad, la ordenación del espacio de trabajo y la limpieza y desinfección llevada a cabo».
Tipos de amenazas para la salud
El doctor Alday dividió las enfermedades relacionadas con los edificios en aquellas específicas o directamente implicadas con el edificio, sobre todo por un deficiente sistema de mantenimiento; y en segundo lugar, en aquellas alteraciones inespecíficas implicadas con las condiciones de trabajo. Entre las primeras, destacó mecanismos inmunológicos, los mecanismos por infección y mecanismos tóxico-irritantes.
La neumonitis por hipersensibilidad es la primera patología que este especialista destacó relacionada con la inhalación. Los microorganismos llegan al pulmón por vía inhalatoria a través del aire acondicionado, por ejemplo. El cuadro de síntomas en su forma aguda es amplio: fiebre elevada, escalofríos, dificultad para respirar, opresión en el pecho, tos, cansancio crónico, malestar general y dolor de cabeza, entre otros.
En cuanto a los mecanismos infectivos, «los microorganismos dentro de los acondicionadores y humidificadores de aire puede producir enfermedades infecciosas en los trabajadores, tanto por inhalación como a través de la piel», señaló el doctor Alday durante el curso. El ejemplo más tristemente conocido es la enfermedad de la Legionella, que puede manifestarse como un síndrome pseudogripal o como un cuadro neumónico acompañado de manifestaciones sistemáticas muy importantes y que puede ser en ocasiones mortal, como sabemos.
En tercer lugar, los mecanismos tóxicos-irritantes o por acción física se deben a «alteraciones en la aireación de los edificios, cambios bruscos de temperatura, exceso de humedad y temperatura o ambiente de baja humedad» señaló el jefe de la Unidad de Neumología y Alergia del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Estas alteraciones pueden provocar una sensación de incomodidad en el trabajo, primero, y lo que es más grave, una patología de tipo respiratorio o dermatológico o un empeoramiento de la patología existente, si es el caso.
Los cuadros más comunes son similares a los de la alergia común, por lo que a veces es difícil diferenciarlos. Las manifestaciones más comunes son conjuntivitis, rinitis, dermatitis, urticarias, catarros repetidos e incrementos de la hiperreactividad bronquial. La aparición de estos cuadros en un grupo de personas del mismo entorno laboral puede ser la clave para su identificación.
Por último, el doctor Alday señaló las patologías por mecanismos físicos, en las que es más fácil identificar la causa en el lugar de trabajo, subrayando aquellas alteraciones en el ambiente sonoro que pueden dar lugar a problemas auditivos, en la iluminación dando lugar a problemas visuales, por una mala ergonomía del lugar de trabajo o por alteraciones en horarios y ritmo de trabajo.
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