Reconocer el infarto cerebral

El ictus cerebral, más conocido como infarto cerebral, presenta una sintomatología difícil de reconocer en Atención Primaria. Este déficit en el diagnóstico clínico provoca que las consecuencias de esta enfermedad se agraven en muchos pacientes. Los enfermos tratados en las primeras seis horas recuperan antes sus funciones neurológicas y logran mayor supervivencia.

A diferencia del infarto de miocardio, cuya manifestación es más conocida, el ictus cerebral presenta una sintomatología más variada que retrasa la consulta de los pacientes a su médico de familia. El desconocimiento de los síntomas que alertan sobre un posible ictus es, para los expertos en este tipo de patologías, uno de los principales problemas de la enfermedad. Pérdida de fuerza de medio cuerpo, dificultad para hablar o entender, pérdida brusca de visión por un ojo o dolor de cabeza intenso pueden ser las pistas que pongan sobre aviso al médico de Atención Primaria.

En España, aproximadamente 100.000 personas sufren cada año un infarto cerebral. La incidencia actual es de 200 casos por cada 100.000 habitantes en un año.

El ictus puede ser hemorrágico o isquémico. El hemorrágico produce una lesión en el cerebro como consecuencia de la rotura de un vaso cerebral, mientras que el isquémico es una interrupción del flujo sanguíneo en el cerebro. Ambos pueden ocasionar una lesión más o menos grave o incluso la muerte de las células cerebrales. Cuando la isquemia dura menos de 24 horas se habla de ictus menor o accidente isquémico transitorio (AIT).

Aunque puede causar una lesión que evolucione a lo largo de horas o de días, lo habitual es que tengan un desarrollo bastante rápido, llegando a la lesión cerebral en cuestión de minutos. Exuperio Díez-Tejedor, del Servicio de Neurología del Hospital de La Paz en Madrid lamenta que «muchos pacientes acudan al hospital cuando ya es demasiado tarde. Esas primeras horas tras producirse el ictus son las definitivas, hemos comprobado que los pacientes que son tratados en las primeras seis horas por un neurólogo en un hospital recuperan en mayor medida las funciones neurológicas». El doctor Antonio Gil Núñez, del Servicio de Neurología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, considera que «el ictus es tan poco conocido que incluso a los pacientes les cuesta entender que alguien pueda sufrir un infarto en el cerebro, puesto que esta enfermedad se tiende a relacionar exclusivamente con el corazón».

Más riesgo para las mujeres

El infarto cerebral es la primera causa de muerte en la mujer y la segunda en el hombre, tras el infarto de miocardio. Además es el principal responsable de invalidez permanente en la edad adulta y el segundo motivo de demencia después del Alzheimer. Una de cada siete mujeres fallecen cada año en España como consecuencia del ictus. Así como la cardiopatía isquémica afecta a personas más jóvenes (a partir de los 45-55 años), el ictus es más frecuente superados los 55-60 años. La mayor incidencia en la mujer se explica por su mayor esperanza de vida.

Según el doctor Gil Núñez, en 1997 murieron en España 11.000 mujeres por infarto de miocardio y 23.000 por ictus cerebral. Los especialistas aseguran que la medicina más eficaz es aquella que reduce los factores de riesgo. En este tipo de infarto los médicos apuntan como causas implicadas la hipertensión, el colesterol elevado, la diabetes, las arritmias, la fibrilación auricular, el abuso de alcohol, el sedentarismo, el tipo de dieta y el tabaquismo. Tanto antes de que se produzca el ictus como para evitar el segundo ictus, lo más importante es controlar todos los factores que predisponen a sufrirlo.

Posibles tratamientos

Los nuevos avances en neuroimagen permiten conocer mejor las características del flujo sanguíneo cerebral y determinar qué tejidos son recuperables y cuáles no. El tratamiento del ictus busca limitar el daño cerebral, recuperar las funciones dañadas del enfermo y prevenir un segundo accidente cerebrovascular. Para el doctor Antonio Gil, ya se disponen de medios para combatir el infarto cerebral en las mismas condiciones que la cardiopatía isquémica en prevención primaria, secundaria y en fase aguda.

Una de las terapias más prometedoras es la que intenta recanalizar las arterias que se habían obstruido, pero esta medida sólo tiene eficacia si el tratamiento se administra en las tres primeras horas desde la manifestación de los síntomas. Para realizar diagnóstico precoz se están instaurando de forma progresiva en los hospitales españoles Unidades de Ictus. En Madrid alrededor del 20% de los hospitales ya cuentan con unidades especializadas, aunque en España el porcentaje es menor del 7%. En estos centros, lo primero que se hace es analizar los aspectos relacionados con la enfermedad, proporcionar cuidados generales y prevenir complicaciones, lo que provoca una mejor evolución del enfermo.

Además de frenar el daño cerebral, el tratamiento intenta prevenir un segundo ictus. Los antiagregantes plaquetarios son, junto con los anticoagulantes, cuando estén indicados, los fármacos esenciales para prevenir un segundo ictus. Los medicamentos para reducir el colesterol, conocidos como estatinas, pueden también funcionar como preventivos para el riesgo elevado de padecer ictus.

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