Aunque los síntomas a menudo se confunden con los achaques propios de la edad, la andropenia, además de perjudicar la calidad de vida, es un problema de salud. Y, por tanto, puede y debe recibir tratamiento. Más de la mitad de la población masculina española de entre 45 y 75 años tiene al menos dos síntomas que indican andropenia, una enfermedad que alrededor del 70 por ciento de los hombres desconoce.
Más conocida como andropausia, la andropenia es un síndrome clínico y bioquímico asociado al envejecimiento en el varón y relacionado con un déficit en los niveles de andrógenos que se inicia a partir de los 40 años y que puede afectar negativamente a la función de múltiples sistemas orgánicos y alterar la calidad de vida del paciente. Las causas de la andropenia son variadas y todavía no existe un perfil definido de estos pacientes.
A diferencia de lo que sucede en la mujer durante la menopausia, no se puede precisar un momento en la vida del hombre en el que aparezca la andropenia ya que el testículo del hombre puede conservar sus células durante toda la vida, aunque disminuyendo progresivamente en número y función. Además, «la andropenia no afecta a todos los hombres y su manifestación es muy sutil y confusa, y puede llegar a aceptarse como parte normal del envejecimiento», aclara el doctor Martín Morales, jefe de la Unidad de Andrología del Servicio de Urología del Hospital Regional Universitario Carlos Haya de Málaga.
Según los datos de la I Encuesta Nacional sobre Salud del Hombre y Andropenia, realizada por el Grupo de Estudio de Salud del Hombre (GESH), casi tres millones y medio de varones españoles entre 45 y 74 años tienen síntomas asociados a esta enfermedad. Y de estas personas muy pocas reciben tratamiento, porque el grado de desconocimiento de la enfermedad es muy grande. Muchas personas consideran los síntomas de la andropenia como efectos naturales del paso de los años y, otras tantas, los asocian a una falta de virilidad, lo que contribuye a que les dé aún más vergüenza consultar el problema con el médico. La encuesta también revela que un 70 por ciento de la población masculina entre 45 y 74 años nunca ha oído hablar de andropenia. Por tanto, el primer objetivo de los médicos y los expertos es concienciar a la población y a la profesión médica de la necesidad de abordar esta enfermedad en la consulta de atención primaria.
El diagnóstico
Puesto que la testosterona afecta a muchos órganos, el cuadro clínico de un paciente con andropenia es muy variado. La sintomatología incluye alteraciones a nivel sexual, psíquico, neurológico, vasomotor, locomotor y constitucional.
Existe un cuestionario, el ADAM (Androgen Deficiency in Aging Male) que enumera una seria de síntomas comunes de la andropenia como por ejemplo: dolor articular y muscular, irritabilidad, depresión, fragilidad del vello y del cabello, cambios en la voz, disminución en el rendimiento laboral, reducción en la sensibilidad del pene, sofocos y sudoración o disminución en la duración e intensidad del orgasmo, entre otros. «Si se tienen tres síntomas o más, o bien uno de los dos síntomas principales (problemas de erección o disminución del deseo sexual) es posible que se sufra andropenia», explica el doctor Venancio Chantada, jefe de Sección del Servicio de Urología del Complejo Universitario Hospitalario Juan Canalejo, de A Coruña.
Como se puede tratar
Como explica el doctor Ignacio Moncada, jefe de la Unidad de Andrología del Servicio de Urología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, «el objetivo del tratamiento es restituir farmacológicamente los niveles de testosterona que son deficitarios en estos pacientes para ponerlos dentro de la normalidad».
Asimismo, el doctor Moncada explica que «no existe un límite de edad para recibir este tipo de tratamiento siempre que las indicaciones para el mismo sean claras; por ejemplo, siempre hay que descartar el cáncer de próstata antes de empezar el tratamiento porque lo empeoraría». En todos los casos, el tratamiento se debe ser realizar bajo estricto control médico y de forma personalizada.
Los miembros del Grupo de Estudio Salud del Hombre (GESH), en el marco del I Seminario de Salud del Hombre para Medios de Comunicación celebrado recientemente, destacaron la necesidad de «introducir una «cultura» de salud en el varón, alejar el concepto de virilidad al de ausencia de enfermedad o dicho de otra forma, considerar el cuidar la salud un signo de «feminidad» es algo que estamos pagando en años de vida: la expectativa de vida de la mujer es entre seis y siete años mayor que la del hombre».
Es preciso conseguir, cuanto antes mejor, que la población masculina de nuestro país empiece a conocer la andropenia como enfermedad y no meramente como una consecuencia natural del paso de los años, concluye el GESH.
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