Este dato induce a pensar a algunos especialistas que este tipo de afección ha aumentado su incidencia entre los más pequeños, como es el caso del doctor Gutierrez Casares, jefe del servicio de psiquiatría del hospital Infanta Cristina de Badajoz quien afirma que en la actualidad se ven más casos de psiquiatría infantil que antes, pero se atienden más pronto, cuando su evolución es más favorable.
Según la doctora Inmaculada de la Serna, del Servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, «no es que haya más niños con trastornos psiquiátricos o psicológicos, lo que ocurre es que ahora se ven más porque se han reducido los tabúes que existían en torno a la figura del psiquiatra. La población tiene ahora más conocimiento y un concepto más moderno de la salud mental».
En niños varones, tomando como edad tope los 14 años, las afecciones más frecuentes son la enuresis o micción nocturna, generalmente debida a problemas neurológicos o psicoafectivos, y la hiperquinesia o trastorno por falta de atención. Los psiquiatras llaman la atención sobre este tema para implicar a los maestros en la detección precoz, que conducirá siempre a un mejor y más rápido tratamiento.
En las niñas, las alteraciones se producen ya en la pubertad, a partir de los 14 años y es significativa la influencia que ejercen los cambios hormonales en este aspecto, llegando incluso a producir depresión y ansiedad.
«No obstante, los trastornos de la conducta alimentaria (anorexia y bulimia), que se producen fundamentalmente en niñas, se dan cada vez a una edad más temprana, a partir de los 11 o 12 años, lo que luego tiene una grave influencia en el desarrollo físico y la evolución hormonal femenina», mantiene la doctora de la Serna.
La depresión
La depresión afecta entre un 0,4 y un 2,5 por ciento de los niños y no debe confundirse con el trastorno neuropsiquiátrico que manifiesta el 4 por ciento de los escolares en el momento de volver al colegio. En el primero de los casos el origen tiene múltiples factores: hereditarios, sociales, afectivos, de autoexigencia, etc; mientras que el trastorno de ansiedad por separación -que no es otro que el miedo a ir al colegio- suele tener una evolución favorable y estacional, que mejora por sí misma en un breve período de tiempo y se debe al miedo a separarse de los padres o quedar al cuidado de otra persona, más propio de los niños que comienzan la actividad escolar.
Los psiquiatras quieren llamar la atención sobre la importancia de tratar a tiempo la depresión infantil ya que, de lo contrario, puede traducirse en actitudes más graves, como problemas con el alcohol o las drogas e incluso el intento de suicidio. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la tasa de suicidio en jóvenes de entre 15 a 24 años oscila entre el 1,1 y el 17,2 por cien mil en ambos sexos. Mientras que el intento de suicidio se da entre las chicas en una proporción de 9 a 1, la consumación del mismo se produce entre los chicos en una proporción de 10 a 3.
El consumo de alcohol y drogas y la ludopatía (cada vez más al alcance debido a los videojuegos, el ordenador, etc) preocupan a psiquiatras y psicólogos, que ven en niños y adolescentes una emulación temprana de los malos hábitos de los mayores.
Un estudio metaanálisis realizado en Estados Unidos concluye que durante los años 80 los niños que visitaron la consulta del psiquiatra padecían tanta ansiedad como sus homólogos, de los años 50, aunque por causas diferentes. En el estudio de la década de los 80, las razones había que buscarlas en el alto índice de divorcios, la soledad y la caída de la confianza en los otros, mientras que en el de los años 50 la influencia había que buscarla en la guerra vivida y en el inicio de la era nuclear.
«Pero en España la situación es diferente. En España es muy difícil que se produzcan esos casos de niños o adolescentes que matan a balazos a sus compañeros de instituto, entre otras cosas, porque no existe el fácil acceso a las armas que existe en Estados Unidos», explica el doctor Celso Arango, director de la Unidad de psiquiatría Infanto-juvenil del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.
Esta unidad, que se inauguró el pasado mes de noviembre, nació para solucionar una deficiencia estructural, que hacía que los niños y adolescentes -muchas veces con trastornos leves y pasajeros- fueran ingresados en unidades de salud mental para adultos. Cuenta con 20 plazas y aunque no ha nacido con lista de espera, la aspiración es contar con 50 camas, cifra considerada suficiente para la Comunidad de Madrid.
El doctor Arango quiere dejar bien claro que el centro sólo recibe casos graves o agudos, en los que el tratamiento convencional ha fracasado o en «situaciones de crisis producidas por brotes psicóticos, intentos de suicidio, depresión profunda, etc. Es preciso que el paciente sea menor de 18 años y que un psiquiatra formalice su ingreso. No tratamos casos que habitualmente se ven en los centros de salud mental de la Comunidad de Madrid».
Tanto el doctor Arango como el doctor Morandé, director de la unidad de psiquiatría del hospital Niño Jesús de Madrid, quieren desdramatizar el tema de la psiquiatría infantil en España. El doctor Arango no cree que se dan más casos de enfermedad mental ahora en España que hace una o dos generaciones, sino que es un tema del que se habla más.
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