30Abr. 10
Los incentivos a profesionales sanitarios son positivos siempre y cuando vayan acompañados de una buena práctica clínica puesto que su objetivo último es la promoción de la calidad clínica asistencial. No obstante, las consejerías de Salud de las autonomías y el Ministerio de Sanidad establecen sistemas de incentivos basados en indicadores discutibles, sin llevar a cabo a veces una adecuada evaluación de calidad.
La ética de los incentivos profesionales es frecuente tema de debate y polémica. Cuando tiene lugar, rápidamente aparecen dos posturas extremas: mientras la rigurosa tiende a demonizar cualquier tipo de incentivo, considerándolo intrínsecamente perverso, en el extremo opuesto están quienes no se hacen cuestión ética de los incentivos y consideran que cuantos más mejor.
Con el objetivo de orientar este debate a la búsqueda de una postura intermedia, la Fundación de Ciencias de la Salud y la Fundación para la Formación de la Organización Médica Colegial (FFOMC) han editado la cuarta Guía de Ética en la Práctica Médica en torno a la ética de los incentivos a profesionales sanitarios.
«Incentivar la buena práctica clínica es una manera de reconocer aquello que los profesionales hacen bien, por lo que no sólo es lícito, sino también conveniente», ha señalado el profesor Diego Gracia, presidente de la Fundación de Ciencias de la Salud, durante la presentación de la guía en el contexto del seminario-debate Ética de los incentivos a profesionales sanitarios , celebrado en el Colegio de Médicos de Sevilla. No obstante, «puede haber cierta perversión en los incentivos, por ejemplo, al intentarse premiar el ahorro aunque no vaya seguido de la mejor práctica médica posible», añade. Por ello, es importante distinguir bien cuáles son correctos y cuáles no.
La guía está dirigida exclusivamente a médicos y trata de analizar los diferentes tipos de incentivos existentes en el ámbito sanitario y su idoneidad a través de la deliberación de casos prácticos muy concretos. «La cuestión es juzgar la situación y dar recomendaciones acerca del modo en que se debería manejar», ha señalado el experto. Dentro del amplio espectro de incentivos que hay, «los económicos son los que más abundan y los que pueden ser más peligrosos». Del otro lado estarían incentivos tales como la libranza de parte del horario o ciertos reconocimientos públicos. «Estos son perfectamente lícitos y correctos», afirma. También hay que tener en cuenta el área en el que se producen y quiénes los establecen, algo que tiene su reflejo en esta guía.
«Por encima de todo, los incentivos han de premiar el buen ejercicio de la profesión, pues su objetivo último es la promoción de la calidad asistencial», según el profesor Gracia. A este respecto, «no es de recibo premiar a aquel profesional que más ahorra si eso no va seguido de una buena práctica clínica». El experto es consciente de que es un problema importante que puede implicar una mala práctica clínica y «una tentación que acecha al gestor sanitario tanto en la sanidad privada como en la pública». Según se desprende de la guía, las consejerías de Salud de las autonomías y el Ministerio de Sanidad establecen sistemas de incentivos basados en indicadores muy discutibles, sin llevar a cabo a veces una adecuada evaluación de calidad.
En palabras de Juan José Rodríguez Sendín, presidente del Consejo General de Colegios de Médicos, «la guía que presentamos en esta jornada es una magnífica herramienta para aclarar conceptos en este siempre controvertido tema de los incentivos a médicos, algo sobre lo que nuestro Código Deontológico, así como la Declaración de la Asamblea del Consejo General, de 12 mayo 2006, se han pronunciado con claridad, señalando que «la libertad de prescripción está vinculada a la responsabilidad profesional» y añade que es un deber deontológico «ser plenamente independiente de condicionamientos que limiten su libertad de hacer en cada caso lo mejor» y esto debe contemplar también los recursos sanitarios que se consumen ya que éstos son limitados y lo que se de de más a un paciente no estará disponible para otro paciente que quizás lo necesite más».
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