23Abr. 02
La Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital General de Elche ha coordinado un estudio con la finalidad de conocer con qué frecuencia presentan los enfermos seropositivos problemas de necrosis ósea, así como determinar si existe alguna relación entre este problema óseo y el tratamiento que reciben los pacientes con VIH.
La necrosis ósea supone la muerte del tejido de una parte del hueso, normalmente de la cadera, que queda sin riego sanguíneo y seriamente dañado, produciendo un dolor muy intenso en el enfermo, impotencia funcional y dificultad para mover el miembro afectado.
En un primer momento se apuntó que la aparición de la necrosis podría tener relación con el tratamiento que reciben los pacientes con VIH, aunque tal y como se desprende del estudio, el número de pacientes seropositivos con necrosis ósea es muy bajo y el problema no mantiene ninguna relación con el tratamiento que se les administra.
En el trabajo, coordinado desde la sección de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Elche y en el que participan ocho hospitales más de la Comunidad Valenciana y Murcia, se incluye el estudio de todos los casos de enfermos de VIH con necrosis ósea que han presentado estas dos comunidades autónomas durante la década de 1990 al 2000.
Incidencia de la necrosis ósea en enfermos con VIH
La frecuencia de necrosis ósea en los pacientes seropositivos es 28 veces superior a la de la población general, no obstante, sigue siendo un proceso muy poco frecuente. Por ejemplo, en el año 2000, cuando alcanzó la máxima frecuencia, la incidencia fue de un paciente por cada mil.
Según las conclusiones a las que se han llegado con este estudio multicéntrico, aunque la tendencia entre los seropositivos a padecer esta enfermedad ha pasado de ser del 0,18 por mil en 1996 al 1,9 por mil en el 2000, la mayor parte de los pacientes estudiados presentaban algún factor de riesgo que propiciaba la aparición de esta enfermedad de los huesos. En la mayoría de los casos, se ha detectado un excesivo consumo de alcohol, corticoides y uso de fármacos anabolizantes, factores que favorecen la necrosis y que están desligados del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.
«A esto hay que sumar que algunos de los pacientes con necrosis ósea vascular no habían sido tratados con antivíricos», explica el doctor Félix Gutiérrez, jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Elche. «Tampoco sufrían un aumento significativo de lípidos en sangre, algo común en estos enfermos. Por tanto, se puede afirmar que no existe relación entre el tratamiento de los pacientes con VIH y la aparición de la necrosis ósea», añade el experto.
Para aquellos pacientes en los que el daño óseo es más grave, cabe la posibilidad de someterse a una intervención quirúrgica que consiste en la implantación de una prótesis y que ya en estos momentos está dando muy buenos resultados.
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