Los retos en la enfermedad de Parkinson también pasan por un control de los síntomas motores

Los estudios clínicos más recientes enfatizan la necesidad de detectar precozmente la EP para su tratamiento, en beneficio del paciente y su calidad de vida. En este sentido, los síntomas no motores (alteraciones del olfato, depresión, trastornos del sueño y otros) son muy frecuentes y pueden aparecer antes que los síntomas motores, por lo que en algunos casos, pueden ser indicadores y facilitar el diagnóstico precoz y el inicio del tratamiento en fases muy tempranas.

Casi 50 neurólogos especialistas en trastornos de movimiento se dieron cita recientemente en Madrid, para discutir las últimas novedades relativas a la enfermedad de Parkinson (EP), en el Encuentro Nacional de Expertos en Enfermedad de Parkinson, que contó con el aval científico de la Sociedad Española de Neurología (SEN) y la colaboración de Boehringer Ingelheim, fiel a su compromiso de aportar valor a la comunidad médica y a sus pacientes.

Como en ocasiones precedentes en este encuentro anual, la reunión se dividió en cuatro grupos de trabajo: trastornos no motores, avances farmacológicos, métodos de tratamiento no farmacológicos, y avances clínicos y métodos diagnósticos.

«Uno de los principales objetivos de este encuentro es que los profesionales se mantengan al día sobre los avances, trabajos y estudios que aparezcan en el último año sobre la EP. También se pretende compartir experiencias, aportar una visión crítica de las publicaciones médicas y poder extraer conclusiones y enseñanzas. En definitiva, intentamos hacer una sistematización de toda la información que se maneja a nivel internacional y que pueda tener una repercusión directa en la práctica clínica», apunta el Dr. Jaime Kulisevsky, Neurólogo y Director del Instituto de Investigación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, de Barcelona, y director de este Encuentro.

La EP es una enfermedad neurodegenerativa común entre las personas mayores de 65 años, y tiene asociados, además de problemas motores (temblor, rigidez, etc.), los llamados trastornos no motores. «Cada vez se le da más importancia a los síntomas no-motores, pues son muy frecuentes en la EP y además, son los que más alteran la calidad de vida de los pacientes, pues no son fácilmente solucionables con los tratamientos de los que disponemos en la actualidad. Entre estos, se encuentran los síntomas depresivos, la demencia, problemas genito-urinarios, problemas relacionados con la estabilidad o la postura, problemas de carácter olfativo, mareos, estreñimiento, trastornos en el sueño, etc.», afirma el Neurólogo Gurutz Linazasoro, del Centro de Investigación en Parkinson, Policlínica Gipuzkoa de San Sebastián.

«Estos síntomas suelen aparecer a lo largo de la evolución de la enfermedad, si bien es frecuente que, alguno de ellos, se manifieste antes que los síntomas motores. La importancia de este hecho reside en que estos otros síntomas pueden definirse como biomarcadores que permitan diagnosticar la EP en fases muy tempranas», continúa el Dr. Linazasoro.

Futuro en el diagnóstico y tratamiento de la EP

El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson es clínico, es decir, no se realiza a través de una prueba en concreto, el diagnóstico es por tanto, sólo de probabilidad.

Según el doctor Juan Carlos Martínez Castrillo, Neurólogo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, «nuestro principal objetivo es disminuir la incertidumbre respecto al diagnóstico de los pacientes. Los avances técnicos nos permiten diagnosticar con mayor precocidad la enfermedad de Parkinson. El descubrimiento de marcadores con los que poder detectarla en estadios más tempranos, es uno de nuestros objetivos fundamentales».

Por lo que respecta al tratamiento farmacológico, en palabras de la doctora Rosario Luquín, Neuróloga de la Clínica Universitaria de Navarra, «el gran reto al que nos enfrentamos en lo que se refiere al tratamiento farmacológico, es el de encontrar una terapia que mejore los síntomas que no dependen del déficit dopaminérgico, como es el caso de los trastornos cognitivos o de la demencia que presentan un número importante de los pacientes con enfermedad de Parkinson. Del mismo modo, sería interesante encontrar fármacos que reduzcan síntomas incapacitantes como los depresivos, o los derivados de la terapia farmacológica, como las discinesias o los síntomas psiquiátricos, como las alucinaciones».