La inactividad física es el cuarto factor de riesgo en lo que respecta a la mortalidad mundial, alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS), que, preocupada por la alta prevalencia de las enfermedades no transmisibles, propone a los Gobiernos que intervengan en la implantación y promoción de la actividad física a nivel nacional.
Según señala en un informe, la actual situación «evidencia la necesidad de desarrollar recomendaciones de alcance mundial» que aborden los vínculos entre la frecuencia, la duración, la intensidad, el tipo y la cantidad total de actividad física necesaria para prevenir las enfermedades no transmisibles.
De este modo, propone a los Gobiernos que intervengan en la implantación y promoción de la actividad física a nivel nacional, teniendo en cuenta las opciones más adecuadas y viables en función de sus necesidades, características, tipos de actividad física y recursos nacionales, procurando al mismo tiempo que sean participativas y socialmente integradoras, particularmente en los grupos más vulnerables.
A la hora de hacer este cambio en las políticas nacionales entiende que se debe de tener en cuenta el trasfondo cultural, los aspectos de género, las minorías étnicas y la carga de enfermedad en cada país. Además, será necesario adoptar un planteamiento demográfico, multisectorial, multidisciplinario y culturalmente idóneo.
Por tanto, «las políticas y planes nacionales sobre actividad física deberían incorporar múltiples estrategias encaminadas a ayudar a las personas y a propiciar un entorno adecuado y creativo para la práctica de la actividad física». Y, para conseguirlo, la OMS advierte de que es necesaria también la implantación de estrategias de evaluación y monitorización.
Así, se aconseja que se examinen las políticas medioambientales y de planificación urbana a nivel nacional y local, con objeto de facilitar los paseos, la marcha en bicicleta y otras formas de actividad física en condiciones de seguridad; asimismo que se doten de instalaciones a nivel local para que los niños jueguen; y se facilite el transporte para que la población pueda acudir al trabajo en bicicleta o a pie.
Por otra parte, recuerda a los gobiernos que pueden poner en marcha a nivel escolar políticas que desarrollen actividades físicas, además señala que las escuelas deben estar provistas de espacios e instalaciones seguras y apropiadas para que los estudiantes se mantengan activos.
Entre las políticas que deben desarrollar, indican que es importante que se aumente el asesoramiento o consejos que al respecto se facilitan en Atención Primaria; y, finalmente, propone la creación iniciativas a través de las redes sociales que fomenten la actividad física.
Con el fin de prevenir estas enfermedades mediante la práctica de actividad física, la OMS ha elaborado el informe ‘Recomendaciones mundiales sobre actividad física para la salud’, donde aborda consejos diferenciando tres grupos de edades: de 5 a 17 años, de 18 a 64 años, y de 65 en adelante. Éste no aborda aspectos de control clínico y de gestión de las enfermedades mediante actividad física, ni tampoco las directrices sobre la planificación de las intervenciones ni sobre las maneras de promover la actividad física en distintos grupos de población.
Niños: más de 60 minutos diarios
Para los niños y jóvenes de hasta 17 años, la actividad física debe consistir en juegos, deportes, desplazamientos, actividades recreativas, educación física o ejercicios programados, en el contexto de la familia, la escuela o las actividades comunitarias. Con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea se recomienda invertir como mínimo 60 minutos diarios en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa.
Además, se aconseja la actividad física por un tiempo superior a 60 minutos diarios reportará un beneficio aún mayor para la salud; asimismo recomienda una actividad aeróbica e incorporar, como mínimo tres veces por semana, actividades vigorosas que refuercen, en particular, los músculos y huesos.
Hay evidencia concluyente de que la actividad física frecuente mejora sustancialmente la forma física y el estado de salud de niños y jóvenes. Por tanto, el documento de la OMS señala que siempre que sea posible, los niños y jóvenes con discapacidades deberían cumplir las recomendaciones.
En comparación con los niños y jóvenes inactivos, los que hacen ejercicio presentan un mejor estado cardiorrespiratorio y mayor resistencia muscular, y una mejora de su salud, y está suficientemente documentado que presentan menor grasa corporal, un perfil de riesgo de enfermedad cardiovascular y metabólica más favorable, una mejor salud ósea, y una menor presencia de síntomas de ansiedad y depresión.
Adultos: al menos 150 minutos a la semana
Para los adultos de hasta 64 años, recomienda que se dedique como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica, de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o bien una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.
La actividad aeróbica se practicará en sesiones de 10 minutos de duración, como mínimo, aumentando hasta 300 minutos por semana la práctica de actividad física moderada aeróbica, o bien hasta 150 minutos semanales de actividad física intensa aeróbica.
Para los mayores de 65 años, con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea y funcional, y de reducir el riesgo de las enfermedades no trasmisible, además de la depresión y deterioro cognitivo, recomienda dedicar 150 minutos semanales a realizar actividades físicas moderadas aeróbicas, o bien algún tipo de actividad física vigorosa aeróbica durante 75 minutos, o una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.
En el caso de tener la movilidad reducida, aconseja que realicen actividades físicas para mejorar su equilibrio e impedir las caídas, al menos tres días o más a la semana, además señala que es conveniente que realicen actividades que fortalezcan los principales grupos de músculos dos o más días a la semana.
Los estudios demuestran que los adultos físicamente activos tendrán probablemente un menor riesgo de fractura de cadera o vértebras. La práctica de actividad física puede aminorar la disminución de la densidad de minerales en la columna vertebral y en las caderas. Asimismo, mejora la masa muscular del aparato locomotor, la fuerza, la potencia y la actividad neuromuscular intrínseca.
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