08Sep. 09
El número de intervenciones quirúrgicas necesarias para una operación de cambio de sexo crece en proporción a la edad del paciente. El futuro de este tipo de cirugía está en crear unidades nacionales de referencia, pluridisciplinares y financiadas con fondos del Estado.
El número de intervenciones necesarias para realizar el cambio es variable y depende de muchos factores. «El más determinante es la edad del paciente, ya que cuanto más joven, menos cirugías se necesitan», declara el Dr. Iván Mañero, cirujano plástico miembro de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE) y Director de la Unidad de Género del Hospital Clínico de Barcelona.
Durante la adolescencia se producen cambios corporales que podrían ser bloqueados para evitar la cirugía. «El número de cirugías que se realizan hoy en día -continúa el especialista- es mayor del que sería necesario si la enfermedad se comenzara a tratar de forma temprana». «Si en el cambio de mujer a hombre pudiéramos frenar el crecimiento del pecho en la adolescencia, evitaríamos una cirugía muy traumática como es la mastectomía; si en el cambio de hombre a mujer consiguiéramos que la testosterona no desarrollara el cráneo con forma masculina, evitaríamos la cirugía maxilofacial».
El 100% de los pacientes transexuales quieren operarse, pero existe un porcentaje que no lo hace por miedo a la intervención, por problemas económicos y por miedo al rechazo familiar, laboral y social. «Después de muchos años de experiencia, conozco casos de pacientes que han sido rechazados por los suyos, pero no existe ningún paciente, de los 400 cambios de sexo que he realizado, que se arrepienta de su decisión».
«El futuro de este tipo de cirugía está en crear unidades nacionales de referencia con fondos del Estado, a las que pueda acceder cualquier persona del país», afirma el Dr. Mañero. «Para ello, -concluye el experto- se necesitan los mejores especialistas en cirugía plástica, endocrinos, psiquiatras, psicólogos, ginecólogos y urólogos con experiencia en este campo y la mayoría se localiza en Andalucía y Cataluña, que son los que más experiencia tienen».
Las técnicas cambian
Desde el punto de vista técnico, la cirugía de cambio de sexo ha evolucionado mucho durante los últimos años, hasta conseguir resultados muy naturales que permiten a los pacientes una incorporación a su vida social, familiar y sexual completa. «El reto actual reside en la cirugía genital del cambio de mujer a hombre, ya que es muy complicado conseguir un órgano masculino a partir de tejidos del cuerpo», explica el doctor.
«Estamos buscando soluciones -añade- y lo más probable es que el futuro de estos pacientes pase por el trasplante». «Técnicamente, ya es posible, pero tenemos que superar una fase de comprensión social y de los propios donantes», explica el Dr. Mañero.
Intervenciones no genitales
Sin embargo, aunque sea la principal dificultad, el cambio de sexo no comprende únicamente una cirugía genital. Para conseguir un cambio de sexo completo en el caso de ser un hombre y querer ser una mujer es necesario realizar varias cirugías: colocar implantes mamarios, extirpar la nuez, cirugía facial para la feminización de la nariz, de los pómulos y de los ángulos mandibulares, liposucciones para redistribuir la grasa «y la cirugía más espectacular, la eliminación de los arcos supraciliares, es decir, quitar el reborde de los huesos que los hombres tienen encima de la cejas y que masculinizan mucho la cara», comenta el Dr. Mañero.
En cuanto al cambio de mujer a hombre, las cirugías que precisan son mucho menores: una mastectomía, la eliminación de los órganos internos (útero, ovarios y trompas) y la reconstrucción genital. «La causa de que los transexuales de mujer a hombre no precisen de más cirugías es que al tomar testosterona, hormona muy potente, ya conseguimos masculinizar la voz, el crecimiento del vello en las zonas propias de los hombres, la caída de pelo en forma de entradas y el aumento de grasa en el abdomen», informa el Dr. Mañero.
«Por este motivo, a pesar de no estar actualmente conseguida la cirugía genital, estos pacientes tienen muchos menos problemas sociales porque en cuanto toman testosterona son auténticamente hombres de aspecto y su integración social y laboral es absoluta», apunta el Dr. Mañero.
El futuro, tempranía y multidisciplinariedad
«El futuro empieza ahora por diagnosticar y operar antes a estos pacientes», plantea el Dr. Mañero. Actualmente, existe un debate social y legislativo porque ningún transexual puede operarse antes de los 18 años, ni con autorización familiar. No obstante, la transexualidad se considera legalmente una enfermedad y las operaciones de cambio de sexo están cubiertas en algunas Comunidades Autónomas, como Andalucía y Cataluña.
«Llevamos más de 60 años demostrando que es una enfermedad, con evidencias científicas que lo indican». «Además, -continúa el experto- tenemos una experiencia de muchos años operando a estos pacientes con éxito». Diferentes estudios que se están llevando a cabo en el Hospital Clínic de Barcelona sobre respuesta cerebral entre hombre, mujer y transexual han descubierto «que el cerebro de un transexual que se siente mujer reacciona como un cerebro femenino, no como uno masculino», argumenta el Dr. Mañero. «Por este motivo, sabemos que existe algo estructural y que sólo queda encontrarlo, como pasó con otras enfermedades como el Alzheimer», añade.
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