¿Existe realmente la adicción a Internet?

19Abr. 00

La adicción a Internet es una cuestión controvertida. Hay quienes aseguran que existe, mientras otros creen imprudente hablar de una conducta adictiva a la red por el bajo número de casos descritos. El Center for On-Line Addiction de la Universidad de Pittsburg, en Pensilvania, es uno de los pocos centros que tratan este tipo de adicción.

España es uno de los países europeos con el potencial más alto de crecimiento en número de usuarios de Internet. Se prevé que a finales de este año, uno de cada cinco españoles se conectará a la gran telaraña. El boom de las nuevas tecnologías y la informática tiene un efecto sobre los individuos que psicólogos y especialistas están estudiando con especial interés. Algunos expertos hablan ya de una posible adicción a Internet.

El llamado Síndrome de la Adicción a Internet (InfoAdicction Disorder, IAD) está suscitando polémica. Hoy en día constituye todavía un interrogante la posibilidad de que una conducta semejante al IAD sea una realidad. El hecho que Internet se considere un medio de trabajo, de extraordinaria creatividad y una vasta fuente de información y otros recursos, pone en duda para muchos su carácter adictivo. Sin embargo, los partidarios de la existencia de este síndrome definen al «netdependiente» como aquel individuo que realiza un uso excesivo de Internet, lo que le impide seguir sus objetivos personales, familiares o profesionales. El Center for On-Line Addiction describe este tipo de adicción como un deterioro en el control y uso de internet.

Según Alberto Estallo, psicólogo del Instituto Psiquiátrico de Barcelona, nos encontramos ante un fenómeno de relativa novedad y muy escasa investigación, “ por lo que la actitud recomendable es la de una exquisita prudencia y hablar de hipotéticas enfermedades constituye un acto claro de sensacionalismo y alarma innecesaria”. En opinión de Estallo, para poder hablar con autonomía de ciberadicción debe existir un abuso del recurso en cuestión y unas condiciones de tolerancia y dependencia. Cada vez es necesario un uso mayor y si no es así el sujeto experimenta síntomas similares a la abstinencia. Estallo insiste en que tampoco es posible hablar de adictos a Internet en general, ya que la red ofrece múltiples recursos y servicios. “Se han descrito pocos casos y casi en su totalidad tienen problemas con los chats u otros recursos que cumplen con la condición de interactividad a tiempo real”, añade.

El Instituto para el Estudio de las Adicciones (IEA) se ha ocupado de describir qué tipo de personas son las que tienen más probabilidades de sufrir este tipo de dependencia. Las personas que padecen depresión, desorden bipolar, ansiedad, baja autoestima, o han padecido anteriores adicciones son las más vulnerables, según el IEA.

El tratamiento del ciberadicto es parecido a otro tipo de adicciones. El paso más importante es que el sujeto afectado reconozca que está «enganchado» y tenga valor suficiente para solicitar ayuda. Someterse a una terapia de «desconexión» que no requiere la abstinencia total para llevar una vida normal constituye la siguiente fase.

Aunque sea un tema controvertido, ya existen hoy varios centros de terapia online para tratar el Internet Addiction Disorder. Los expertos han elaborado una serie de tests con cuestiones para descubrir si una persona sufre esta adicción. Preguntas como el tiempo de conexión a la red, el control que se ejerce sobre ésta y los contenidos visitados, son las más habituales.

El Center for On-Line Addiction de la universidad americana de Pittsburg, dirigido por la Dra. Kimberly Young, es el pionero en este campo. Su directora asegura que «los programas de prevención son tan necesarios como los que se plantean para el alcoholismo y la drogadicción ya que hay que evitar un futuro riesgo del IAD». La teoría sobre este tipo de adicción fue en un primer momento calificada de absurda. «Ahora parece ser tan importante que nuestros competidores reclaman que ellos la descubrieron», señala Young.

En España, este tipo de centros son una realidad en fase expansiva. El pasado mes de noviembre se fundó la Asociación Española para la Prevención y el Tratamiento de la Adicción a Internet (APTAI). Entre sus principales objetivos se recoge la voluntad de promover y apoyar todo tipo de iniciativas relacionadas con la prevención y tratamiento de la adicción a Internet. Sus miembros tienen previsto en su programa la organización de conferencias, sesiones de trabajo y encuentros periódicos entre profesionales y usuarios para debatir la actualidad del tema.

Durante el pasado año se registró un aumento importante del acceso de los españoles a Internet. Según datos del Estudio General de los Medios, la mayoría han sido hombres de 25 a 34 años, de clase media, media-alta y que se conectan en casa y en el trabajo. Sus preferencias: navegar por la World Wide Web y el correo electrónico. Si estas cifras supondrán más adictos es una incógnita. Internet tiene muchas posibilidades y características. Tal y como manifiesta Bernardo Ruiz, psicólogo del Instituto DeTox, «la mayoría de ellas serán positivas, pero inevitablemente surgirán problemas, conflictos y, como no, conductas adictivas entre los internautas». Sin embargo, también añade que «el problema no es la red en sí, si no el uso que algunas personas puedan hacer de ella».

¿Existe realmente la adicción a Internet? El Instituto para el Estudio de las Adicciones subraya que «Internet es un medio para lograr diversos fines, no un fin que justifica los medios». Dar por hecho la existencia de un trastorno que podríamos identificar con el concepto de adicción a Internet es, a estas alturas, aún un poco arriesgado. Con el tiempo saldremos de dudas.