El tiempo de espera para recibir tratamiento en la Unidades de Dolor es de cuatro a cinco meses, advierte la Sociedad Catalana del Dolor

Recientemente se ha celebrado en Barcelona el III Simposio de la Sociedad Catalana del Dolor donde también se presentaron los resultados del Estudio que anualmente realiza la Sociedad Española del Dolor. La Sociedad Catalana del Dolor propone la creación de unidades especializadas en los centros de salud y mayor formación de los médicos de atención primaria en el tratamiento del dolor crónico.

El dolor crónico intenso afecta a un 11 por ciento de la población en Cataluña, sin embargo la mayoría de los afectados consideran que es algo propio de la edad y no reciben ningún tratamiento específico durante una media de nueve años. Según la doctora Carme Busquets, Secretaria de la Sociedad Catalana del Dolor y el doctor Carles Barutell, Presidente de la Sociedad Catalana del Dolor y Presidente Electo de la Sociedad Española del Dolor, «el tiempo de espera para recibir tratamiento especializado en los hospitales catalanes es de entre 4 y 5 meses». Asimismo, «muchos pacientes acuden después de haber pasado por seis o siete médicos en un año», lamentan.

El doctor Barutell sostiene que «un 83 por ciento de los pacientes que llegan a las unidades del dolor de un hospital podrían ser tratados en los centros de atención primaria». De hecho, la Societad Catalana del Dolor ya ha hecho llegar a la Consellera de Salut Catalana, Marina Geli, la necesidad de impulsar la formación de los médicos de primaria a la hora de tratar a este tipo de enfermos.

La falta de unidades del dolor en los hospitales españoles es también es una de las principales preocupaciones de la Sociedad Española del Dolor. Su presidente, el doctor Manuel Rodríguez, aseguró que «en muchos casos el hecho de que exista una consulta de dolor en un centro sanitario depende de que haya un médico interesado en este tema». La mayoría de quienes se dedican al dolor son anestesistas y «existe un déficit general de estos especialistas», opinó el doctor Carlos Barutell.

Estudio del Dolor

Asimismo durante este simposio se presentaron los resultados del Estudio que anualmente realiza la Sociedad Española del Dolor, del que se desprenden importantes conclusiones. Una de ellas, es que se calcula que en España hay cuatro millones y medio de personas con dolor crónico. El 68,8 por ciento de estos enfermos considera que su dolencia perjudica su calidad de vida, el 43 por ciento sufre trastornos del sueño, el 36 por ciento padece depresión y el 58 por ciento considera que este dolor le ha afectado directamente sus relaciones familiares.

«La mayoría lo acepta como algo normal» aseguró el doctor Manuel Rodríguez quien destacó «que el 75,3 por ciento de los encuestados cree que soporta mejor el dolor gracias a las creencias religiosas».

Asimismo, el doctor Carlos Barutell, afirmó que «hasta un 88 por ciento de los pacientes del estudio tienen otras patologías asociadas (un 60,6 por ciento de los participantes era hipertenso, un 25 por ciento tenía el colesterol elevado y un 22 padecía diabetes)». Todo ello obliga a ser muy riguroso con los fármacos que se prescriben ya que algunos interactúan entre sí.

Según este estudio un enfermo tarda una media de tres años y medio en llegar a una unidad especializada en dolor, un período de tiempo que los especialistas consideran excesivo. Lo ideal sería, según el doctor Barutell, que en atención primaria se tratara hasta el tercer escalón de dolor crónico que incluye los opiáceos potentes y derivarlos a una unidad de dolor si fracasan con esta medicación.

Según el Presidente de la SED, «sólo el uno por ciento de las personas que sufren dolor crónico en España se trata con opiáceos potentes cuando en otros países europeos su utilización es más elevada, y recordó que «si esta dolencia no se alivia con analgésicos o antiinflamatorios, este tratamiento está indicado». De la misma opinión es el doctor Barutell quien comentó que es necesario «cambiar la mentalidad de algunos médicos» que mantienen que la administración de opiáceos «puede provocar adicción y síndrome de abstinencia en caso de interrumpir el tratamiento», lo que calificó este especialista de «falsos mitos».