Un buen botiquín de primeros auxilios puede sernos muy útil durante las vacaciones. Mareos, pequeñas heridas, dolores de cabeza, quemaduras, picaduras de insectos, diarreas, hongos, crisis alérgicas... la lista de contratiempos que pueden asaltarnos fuera de casa y quizás lejos de un hospital es larga, por lo que hay que estar preparado.
Los elementos principales que debemos añadir a nuestro botiquín son gasas adhesivas, algodón, tijeras, vendas, tiritas y esparadrapo en previsión de heridas, cortes y golpes. Unas pinzas, además, nos permitirán extraer astillas o pequeños cristales clavados. Alcohol y agua oxigenada nos servirán para desinfectar. Y como guía, un indispensable Manual de Primeros Auxilios.
Los normales dolores de cabeza debidos al calor, el cansancio u otros motivos, pueden mitigarse con los tradicionales analgésicos. En previsión de las comidas copiosas del verano, no nos vendrá mal tener a mano algún antiácido. Un buen repelente con piretrinas del tipo [halley repelente](https://www.sensafarma.es/halley-repelente-insectos-150-ml- atomiz-365817-p "halley repelente") nos ayudará contra los odiosos mosquitos y, en caso de picaduras, quemaduras superficiales y reacciones alérgicas, agradeceremos haber incluído una pomada con corticoide. Como habremos hecho bien al añadir, según nuestro tipo de piel, una crema solar con un factor de protección adecuado.
Otros elementos esenciales son un termómetro, un antibiótico para tratar pequeñas infecciones, pomada para hongos, pastillas o chicles contra el mareo y preservativos para prevenir enfermedades de transmisión sexual.
Pero también debemos incluir todo aquello que, según nuestra salud, podamos prever que necesitaremos, además de la medicación que en ese momento estemos tomando. Si normalmente sufrimos problemas de estreñimiento, insomnio, alergias o afecciones respiratorias como asma, debemos tener a mano todo lo necesario para solucionarlo también en nuestro lugar de vacaciones.
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