21Nov. 08
El hiperparatiroidismo secundario (HPTS) ocasiona gran morbilidad y es una de las principales causas de las enfermedades cardiovasculares. Ésta es, a su vez, el principal motivo de mortalidad entre la población que padece HPTS.
La mala asimilación de vitamina D unida a una disminución del calcio en la sangre, provoca la principal complicación que pueden padecer estos pacientes: el hiperparatiroidismo secundario (HPTS). Según los expertos que han participado en el Curso de Formación para Periodistas Enfermedad Renal Crónica y sus complicaciones , patrocinado por Abbott, el HPTS es la patología asociada a la ERC que presenta un mayor desafío para el nefrólogo, dado que aún existe desconocimiento acerca de su fisiopatología, prevención y tratamiento.
El HPTS se define como el conjunto de complicaciones óseas y viscerales secundarias a las alteraciones del metabolismo fosfo-cálcico inducidas por la ERC. Es un problema común que afecta a más de la mitad de los pacientes renales cuando sus tasas de filtración glomerular descienden por debajo de 60-70 ml/min. Llegado el momento en que los pacientes tienen que someterse a diálisis mantenida, «prácticamente todos ellos padecen alguna forma de HPTS, por lo que se podría afirmar que casi todos los pacientes con ERC, en alguna fase de su enfermedad, padecerán tal complicación», ha afirmado la Dra. Mª del Carmen Sánchez González, médico adjunto del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario La Princesa de Madrid.
«El HPTS ocasiona gran morbilidad y es una de las principales causas de las enfermedades cardiovasculares. Ésta es, a su vez, el principal motivo de mortalidad entre la población que padece HPTS» ha explicado la Dra. Sánchez.
«Un paciente con enfermedad renal crónica debe tomar dosis fisiológicas de vitamina D o derivados que, de alguna forma, restituyan lo que por la enfermedad no se está produciendo», ha señalado el Dr. Ángel Luis Martín de Francisco, nefrólogo del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander y ex presidente de la Sociedad Española de Nefrología (SEN). «Hay nuevos productos como el paricalcitol que, al tener las misiones biológicas de la vitamina D, evitan complicaciones secundarias», ha apuntado.
De acuerdo con el Dr. Martín de Francisco, la Dra. Sánchez ha comentado que «los estudios que comparan paricalcitol frente a calcitriol, revelan que los pacientes tratados con paricalcitol experimentan un descenso más rápido de los niveles de hormona paratiroidea, con pocos episodios de hipercalcemia e hiperfosfatemia».
Una ERC, varios estadios
Existen distintos niveles de gravedad de la ERC que van del estadio 1 al 5, siendo el primero el de menor gravedad y el quinto el de mayor. El Dr. Martín de Francisco ha participado en diversos estudios que demuestran que la ERC está cada vez más extendida. Por ejemplo, siguiendo los resultados del estudio «Enfermedad Renal en la Población Española ingresada en Centros Hospitalarios» (ERPHOS) un 28,8 por ciento de las personas que llegan a los hospitales por causas ajenas a la nefrología tiene ya una enfermedad renal grado 3, 4 ó 5, es decir, han perdido ya más de la mitad de su función renal.
Del mismo modo, el estudio EPIRCE (Epidemiología de la Insuficiencia Renal Crónica en España), realizado entre la población española mayor de 18 años, muestra que hay aproximadamente un 10% de personas que padecen ERC, de los que un 6,8% la tienen de grado 3, 4 ó 5. Otro estudio, llamado Medena, llega a la conclusión de que la mayoría de los pacientes con ERC tiene complicaciones cardiovasculares muy severas.
La Enfermedad Renal Crónica se manifiesta más en personas hipertensas, diabéticas, mayores de 65 años, obesas o con problemas cardiovasculares. Además puede derivar en otras patologías, como la anemia, las alteraciones del metabolismo mineral relacionadas con la asimilación de vitamina D (hiperparatiroidismo secundario) o mayores enfermedades cardiovasculares, por lo que el Dr. Martín de Francisco ha insistido en que los enfermos renales «deben llevar una vida saludable que pase por un control de la tensión arterial, una reducción del consumo de sal y tabaco, evitar la obesidad con una dieta sana, practicar ejercicio físico moderado, etc., así como tomar diferentes fármacos que disminuyan la progresión de la enfermedad renal».
Técnicas de sustitución
Existen distintas técnicas de sustitución para tratar la ERC: la diálisis, la hemodiálisis y la diálisis peritoneal. Cada una de ellas tiene unas características específicas y algunas son más cómodas que otras para el paciente, puesto que se realizan desde el propio domicilio.
Tal y como explica la Dra. Sánchez la hemodiálisis «se realiza habitualmente en un centro hospitalario, aunque en la actualidad ya existen programas de hemodiálisis domiciliaria, en los que el propio paciente se realiza el tratamiento en su hogar». En el caso de la diálisis peritoneal «se precisa de un entrenamiento previo, para lo que el paciente tiene que ser autónomo y estar altamente motivado, así como ser responsable de su autocuidado», ha puntualizado. Para estos pacientes es «fácil viajar, ya que las bolsas de solución son fáciles de llevar en vacaciones», ha explicado la Dra. Sánchez. Con esta técnica el paciente puede llevar una vida dentro de la normalidad y la dieta es menos estricta.
Ambos tratamientos, tanto la hemodiálisis como la diálisis peritoneal «deben ser entendidos como técnicas complementarias y nunca competitivas. No existe una técnica mejor que otra, sino pacientes distintos», ha puntualizado la Dra. Sánchez.
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