El diagnóstico y la terapia de esclerosis múltiple está en España por encima de la media europea

Así lo ha afirmado el doctor Xavier Montalbán, neurólogo del Hospital Vall d"Hebrón de Barcelona, durante el II Symposium Avances en el Tratamiento de la Esclerosis Múltiple, aunque añade que "la atención social y RHB quizás no estén a la misma altura".

La esclerosis múltiple afecta en España a unas 25.000 o 30.000 personas y tiene una prevalencia en torno a 60 o 65 individuos por cada 100.000 habitantes. En los últimos años esta cifra ha podido dar la impresión de aumentar pero se cree que en realidad está estabilizada y que son las novedades en el diagnóstico las que pueden dar una sensación de incremento.

Al ser una dolencia sin un tratamiento curativo, aunque no mortal, toma especial relevancia la calidad de vida que vayan a tener los enfermos. Según expuso en su turno el doctor Rafael Arroyo, experto en la materia del Hospital Clínico Universitario de San Carlos de Madrid, aunque «el 50 por ciento de los pacientes con esclerosis múltiple ve limitada considerablemente su capacidad a los diez años del diagnóstico, la otra mitad puede llevar una vida activa».

Estudios para mejorar la calidad de vida

La clave para mantener en lo posible esta calidad de vida se encuentra en los fármacos, pese a que hasta hace 10 años prácticamente no existía ningún tratamiento. El doctor Guillermo Izquierdo, del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, describe así los grandes hallazgos sobre tratamientos farmacológicos en la historia de esta enfermedad: «en la década de los 60 fue el efecto de la hormona ACTH y corticoides que, además de acortar los brotes de los pacientes, mostró el camino de la inmunomodulación». Este camino, según el doctor Izquierdo, se ha completado en los 90 con la aparición de inmunomoduladores (interferon beta y acetato de glatiramero). A todo ello se le suma la aplicación de la resonancia magnética a partir de los años 80 que ayuda al seguimiento del paciente y ha simplificado la metodología diagnóstica.

Aunque, a pesar de las mejoras por lo que respecta al diagnóstico, el doctor Arroyo recuerda que éste no se puede llevar a cabo «hasta que no se produce el primer episodio o brote». Esta patología suele aparecer entre los 20 y los 40 años y puede afectar a cualquier parte del cerebro o de la médula espinal, haciendo que la sintomatología de inicio pueda ser muy variable. «Los síntomas son llamativos y suelen alarmar bastante al paciente», explica el doctor Arroyo, recordando que pueden darse importantes alteraciones de la sensibilidad y pérdida de fuerza de medio cuerpo o de ambas piernas y alteraciones en el equilibro, la visión o el control de los esfínteres.

Peticiones y perspectivas

El doctor Ludwig Kappos, del servicio de Neurología-Neurocirugía del Kantoospital Hospital de Basilea (Suiza), aprovechó su intervención en el symposium para reclamar una «mejor coordinación de los investigadores clínicos de los centros europeos». En opinión del doctor Kappos, esto ayudaría a hacer más eficaces los ensayos clínicos.

La esclerosis múltiple es una enfermedad con muchas respuestas sin contestar. Aún así, los participantes en el simposio mostraron confianza en el futuro. El doctor Montalbán señaló que los trabajos más relevantes en el campo del interferón habían sido los ensayos pivotantes de 1B, 1A im y 1A S.C. Sin embargo, admitió que «en la actualidad no existe nada demostrado en los pacientes no respondedores a IFN Beta» (un 30 por ciento). El doctor Izquierdo, por su parte, afirmó que «hay estudios muy prometedores en nuevas moléculas que pueden dar resultados en los próximos dos o tres años». A más largo plazo, cinco o diez años, el doctor Arroyo también tiene esperanzas. Confía en que los nuevos estudios permitan parar las secuelas neurológicas en los afectados o incluso hacer que no lleguen a existir.