14May. 13
Los animales a los que se les suplementó su dieta con cerveza tradicional (un consumo de leve a moderado) "manifestaron menor estrés oxidativo y apoptosis, así como una mejor fibrosis reparativa en el corazón y, por tanto, un mejor funcionamiento cardiaco global.
La ingesta moderada de cerveza puede proteger frente a lesiones miocárdicas agudas asociadas al infarto y favorecer la función cardiaca global, según se desprende, como principal conclusión, del estudio Intake of fermented beverages protect against acute myocardial injury: Target organ cardiac effects and vasculoprotective effects.
Este trabajo, dirigido por la directora del Centro de Investigación Cardiovascular (CSIC-ICCC), Lina Badimón, se ha presentado en el Colegio de Farmacéuticos de Granada por Gemma Vilahur, investigadora del CSIC-ICC y co autora del trabajo. Además, se ha publicado recientemente en la revista de referencia internacional Basic Research in Cardiology.
Para su realización se han utilizado animales de experimentación a los que se les proporcionó durante diez días, además de una dieta rica en colesterol, unas cantidades de ligeras a moderadas de cerveza (un grupo con 12,5 gramos de alcohol al día, otro con 25 gramos de alcohol al día y un grupo al que se les suministró cerveza sin alcohol; además del grupo control que no consumió cerveza).
Tras la inducción de infartos, los animales continuaron recibiendo la misma dieta durante los siguientes 21 días. «El consumo moderado de alcohol (10-30 gramos al día) se ha asociado a un menor riesgo de infarto de miocardio o muerte en estudios en poblaciones con grave riesgo cardiovascular y en pacientes con enfermedades coronarias, por lo que con esta investigación aspirábamos a evaluar si la ingesta de cerveza tradicional y sin alcohol seguía la misma línea», ha explicado Vilahur.
El resultado es que los animales a los que se les suplementó su dieta con cerveza tradicional (un consumo de leve a moderado) «manifestaron menor estrés oxidativo y apoptosis, así como una mejor fibrosis reparativa en el corazón y, por tanto, un mejor funcionamiento cardiaco global», ha subrayado.
La cerveza está elaborada con ingredientes naturales (agua, cebada malteada y lúpulo), y contiene diversos nutrientes como vitaminas del grupo B (especialmente ácido fólico), fibra y minerales (silicio, potasio, magnesio y poco sodio).
Asimismo, uno de los polifenoles (antioxidantes naturales) más destacados de la cerveza es el xanthohumol, presente en el lúpulo. «Existen evidencias científicas que relacionan, tanto el xanthoumol, como el bajo contenido alcohólico que contiene la cerveza con efectos protectores en la salud cardiovascular», comenta la Dra. Vilahur.
Mejora la cicatriz del corazón
El estudio concluye también que 21 días después del infarto de miocardio, el tamaño de la cicatriz «era significativamente inferior en los animales cuya dieta fue suplementada con cerveza tradicional y sin alcohol, frente a los que mantuvieron una dieta habitual» constata la doctora Vilahur.
Por otra parte, el estudio ha analizado los mecanismos que subyacen a estos efectos protectores asociados a la ingesta de cerveza. Se reveló que los animales alimentados con cerveza mostraban, en la zona cicatricial y, en comparación con los animales del grupo de control, una menor infiltración de lípidos, una menor actividad metaloproteásica (enzimas que degradan la matriz extracelular), así como una mayor transformación miofibroblástica dependiente del factor de crecimiento transformante (TGF)-beta-1, lo que deriva en la formación de fibras de colágeno.
«Por lo tanto, podemos confirmar que la ingesta moderada de cerveza puede favorecer la formación del tejido cicatrizal reparativo tras sufrir un infarto», añade la Dra. Vilahur.
Cerveza, peso corporal y colesterol
A lo largo de la investigación, tampoco se detectó diferencia alguna de aumento de peso entre los distintos grupos de animales. Asimismo, el grupo de animales cuya dieta fue suplementada con un consumo moderado de cerveza tradicional mostró un mejor perfil lipídico en el momento del sacrificio, con un aumento significativo de las partículas de HDL y una consecuente disminución del ratio colesterol total/ colesterol HDL.
«Hemos detectado que la ingesta moderada y regular de cerveza tradicional durante 21 días se asocia a un aumento de los niveles de plasma de HDL. Sin embargo, el consumo de cerveza sin alcohol, aunque no aumenta los niveles de HDL, es capaz de mejorar la calidad de HDL haciendo que las partículas de HDL adquieran gran capacidad antioxidante. Todos estos hallazgos sugieren que, aparte del contenido de alcohol, que principalmente aumenta los niveles de HDL, otras sustancias derivadas de las plantas presentes en la cerveza contribuyen a las propiedades antioxidantes que protegen el corazón frente al daño cardiaco oxidativo que se produce durante el infarto y la posterior revascularización de la arteria ocluida», ha proseguido con sus explicaciones Vilahur.
Cerveza y recuperación cardiaca global
Numerosos estudios epidemiológicos han respaldado el papel protector de las dietas bajas en grasas saturadas y ricas en frutas y verduras, además del consumo moderado de bebidas fermentadas (cerveza o vino) frente al desarrollo y la evolución de las enfermedades cardiovasculares.
De hecho, en esta investigación «demostramos que, en un modelo animal dislipidémico, es decir, con altos niveles de colesterol circulante inducido por dieta, el consumo moderado de cerveza puede proteger el corazón de los efectos nocivos derivados de sufrir un infarto de miocardio en comparación con los animales no alimentados con cerveza».
Por primera vez, sentencia, «aportamos nuevos datos en cuanto a los mecanismos por los que la ingesta de cerveza (tradicional y sin alcohol) puede proporcionar cardioprotección, lo que se traduce en un menor daño miocárdico y en una mejora del funcionamiento cardiaco posterior al infarto de miocardio».
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