El 70 por ciento de las personas que necesitan audífono no lo llevan

La Asociación Nacional de Audioprotesistas alerta de que la gran mayoría de las personas que necesitan audífono se niega a llevarlo, lo que puede reportarles graves problemas.

Más de tres millones de españoles sufren una pérdida auditiva, pues entre otros factores, la hipoacusia o sordera es la patología más frecuentes en la tercera edad, después de la hipertensión y la artrosis. Sin embargo, según datos de la Asociación Nacional de Audioprotesistas, sólo 3 de cada diez personas que necesitan un audífono o prótesis auditiva aceptan utilizarlo.

Pero el 70 por ciento de ellos se niega por distintos motivos, uno de los cuales es el no considerarlo estético, anteponiendo este valor a su salud. Aunque la razón más preocupante es que muchos de estos enfermos se niegan a reconocer que tienen una pérdida auditiva o no le dan suficiente importancia a su problema. Según este colectivo profesional, España es uno de los miembros de la Unión Europea con un nivel de sensibilización social más bajo sobre la problemática de las deficiencias auditivas.

«La mayoría de estos tópicos son fruto de la desinformación que existe actualmente en torno a la figura profesional del audioprotesista y de las deficiencias auditivas» explican los responsables de la Asociación Nacional de Audioprotesistas, quienes comparan el uso de prótesis auditivas con el de las gafas, cuyo uso está más socialmente aceptado y extendido. Al igual que casi nadie duda en acudir a un óptico cuando tiene un problema de visión, los audioprotesistas recomiendan acudir a un especialista en el momento en que un enfermo sospeche que padece un problema de audición.

Los beneficios de un audífono o prótesis auditiva

Un audífono bien adaptado, a través de varias sesiones con el paciente que llevan a ocupar unas quince horas, puede mejorar enormemente la calidad de vida de esta persona con deficiencia auditiva. Los especialistas de la Asociación Nacional de Audioprotesistas destacan que ello puede permitirle «entablar relaciones sociales y familiares, saliendo del aislamiento en el cual estaba sumergida la persona aquejada de una deficiencia auditiva».

Ya que el negarse a utilizar audífono cuando lo necesita, puede provocarle al paciente, en opinión de estos especialistas. «disfunciones psicológicas» ya que al mermar la capacidad comunicativa de las personas, la hipoacusia «provoca situaciones de soledad, ansiedad, depresión, evasión de actividades sociales, irritabilidad y, en general, aislamiento».

Por ello, es necesario que el paciente que debe utilizar audífono se conciencie de que ello no va a convertirle en un sordo ante el resto de la sociedad, sino que debe alegrarse de poder resolver su problema mediante este método. Otra de las causas a las que los audioprotesistas atribuyen este bajo porcentaje de personas que utilizan audífono es el convencimiento erróneo de que ese tipo de aparatos no funcionan bien. Pero afirman que ello es así sólo si el audífono está suministrado por personal no cualificado. Por ello se debe invertir un tiempo en medir la capacidad de audición del paciente, las causas de la pérdida de esta facultad para facilitar un audífono o prótesis totalmente ajustada a las características del paciente, al igual que sólo serán útiles unas gafas perfectamente graduadas.

La hipoacusia o sordera

La hipoacusia es una deficiencia auditiva provocada por circunstancias muy diversas a causa de un mal funcionamiento a cualquier nivel del sistema auditivo (oído interno, medio o externo). Puede darse como síntoma o consecuencia de otras enfermedades, pero también puede estar ligada a un factor hereditario o a la exposición a ruidos intensos, por ejemplo, por motivos laborales.

La sordera generada por el proceso de envejecimiento se denomina presbiacusia y suele manifestarse en torno a los 60 años, aunque su progresión puede empezar entre los 20 y los 30 años.