La cercanía de nuestro hogar a zonas con una alta densidad de tráfico, como por ejemplo las autopistas, puede influir negativamente en el desarrollo pulmonar de los niños, según un estudio del Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM)-Hospital del Mar de Barcelona.
La funcionalidad pulmonar se va configurando desde la edad infantil hasta la adolescencia llegando a su valor máximo hacia los 20 años. Por tanto, estar expuesto desde la infancia a la contaminación ambiental ya sea por el lugar de residencia (la especulación urbanística lleva a construir prácticamente en cualquier lugar) o por la proximidad de los colegios a las autopistas o grandes vías de circulación, provoca un desarrollo insuficiente del pulmón en la niñez puede comportar una función deficiente para el resto de la vida.
Para llevar a cabo la investigación se tomaron los datos de 3.600 niños americanos, que a su vez forman parte del Children Health Study (CHS), el estudio más ambicioso e importante sobre los efectos a largo plazo de la polución ambiental del aire en niños.
Se efectuó un seguimiento de la función pulmonar de los menores desde los diez años hasta que cumplieron los 18. La función pulmonar es un valor que se obtiene a través la espirometría, una sencilla prueba que mide la cantidad de aire que una persona en una inspiración profunda es capaz de coger y acto seguido la velocidad en que es capaz de soltar el aire.
Los resultados revelaron que los niños que han vivido a menos de 500 metros de una autopista o de una importante vía de circulación presentan con el tiempo más problemas respiratorios en comparación con aquellos que han vivido más apartados a una distancia igual o superior a los 1.500 metros.
Según los investigadores, una función pulmonar disminuida en la niñez conlleva en la edad adulta un riesgo de padecer enfermedades respiratorias y cardíacas. Además, los autores del trabajo han constatado que la contaminación a causa del tráfico rodado afecta también a los niños sanos lo cual indica que la exposición al agente causante afecta a todos los niños y no sólo los que sufren asma.
La investigación, publicada recientemente en la edición digital de la revista científica The Lancet ha sido liderada por el investigador de beca Icrea de la Generalitat, Nino Künzli. Además ha participado en el estudio un equipo de investigadores norteamericanos de la Keck School of Medicine de la Universidad del Sur de California (USC) en Los Ángeles.
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