Los expertos recomiendan visitar al oftalmólogo en los primeros años de vida y sobre todo si se trata de casos de niños prematuros y que nacieron con bajo peso (menos de 1.500 gramos). El motivo es que éstos presentan mayor incidencia de defectos visuales que los nacidos en el término adecuado. Además de la miopía, es frecuente la ambliopía u ojo vago.
Un dato a destacar es que, según varios estudios, del 15 al 20 por ciento de los niños nacidos con un peso bajo son miopes. «Aunque no se conocen exactamente las causas de este defecto en la visión de los bebés prematuros, algunos estudios lo relacionan con el oxígeno aplicado tras el parto», explica la doctora Esther Arranz, oftalmóloga del Hospital Oftalmológico Internacional de Madrid. En estos casos es muy importante el seguimiento posterior de los niños para corregir otros defectos a tiempo.
La ambliopía u ojo vago
Otro de los problemas de visión en la infancia, causante de miopía en los niños y el motivo de visita más frecuente al oftalmólogo, es la ambliopía u ojo vago, que tiene una incidencia de entre el 3 y el 5 por ciento en los niños menores de 10 años. «Este problema no es fácil de detectar porque, en contra de lo que se podría pensar, la mayoría de los niños amblíopes no tuercen los ojos», indica la doctora Arranz. Existen varias causas que producen este defecto visual.
La mitad de los amblíopes tienen anisometría, que es la diferencia de refracción entre ambos ojos, lo que causa sensación de visión borrosa, y provoca en los pacientes hipermetropía o miopía. Los casos en los que los niños tuercen los ojos se denominan estrabismo, y suponen el 20 por ciento de las ambliopías, mientras que un porcentaje más pequeño padece anisometría y estrabismo al mismo tiempo.
El periodo crítico de la ambliopía se inicia cuando se forma el eje visual, que va desde el segundo mes de vida hasta los tres o cinco años. Es en ese periodo cuando se recomienda que se corrija este defecto de la vista en el niño, porque muchos de los que llegan a la consulta con «ojo vago» lo hacen ya con seis o siete años y sin haber visitado nunca al oftalmólogo. Según afirma la doctora Arranz, «cuanto mayor sea el niño, peor será el pronóstico de recuperación».
Visitas a tiempo
Es muy importante recordar a los padres que, aunque nunca es demasiado tarde para visitar al especialista, los niños deberían ir al oftalmólogo a partir de los 9 meses e incluso antes. Ya que estos defectos limitan el aprendizaje y la relación de los pequeños con otras personas, por lo que es fundamental su detección precoz.
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