21Jul. 05
Dos de cada diez mujeres que padecen carcinoma de mama aseguran haber sufrido algún tipo de discriminación en el trabajo a causa de su enfermedad, según el estudio de la Fundación Mariantònia Tous presentado recientemente en Barcelona en el marco de la XII reunión "La mujer y el cáncer de mama".
Aunque el 90 por ciento de cáncer de mama tiene curación si se detecta a tiempo y con los tratamientos actuales la calidad de vida aumenta, muchas mujeres aquejadas de este carcinoma siguen encontrando dificultades sociales añadidas a su enfermedad. Una de ellas es, sin duda alguna, la discriminación laboral, sufrida por el 23 por ciento de las mujeres tanto en las empresas donde trabajan como fuera de ellas, según las conclusiones del estudio Fundación Mariantònia Tous, realizado entre 670 mujeres afectadas por esta enfermedad.
En este sentido, debido a las ausencias laborales y bajas, en mucho casos a consecuencia de los tratamientos y de sus efectos, las pacientes aquejadas de cáncer de mama fueron rebajadas de categoría o, en el peor de los casos, despedidas, y les resultó muy difícil encontrar un nuevo empleo tras superar la enfermedad.
Así mismo, el estudio refleja que el 24 por ciento de estas mujeres encontraron numerosas trabas para poder contratar una mutua privada porque se les rechazó la solicitud o porque tuvieron que firmar un documento en el que declaraban no haber tenido ninguna enfermedad.
Falta de información adecuada a cada paciente
El estudio manifiesta que la mayoría de mujeres no habían recibido una información adecuada de su enfermedad. Por un lado, expresan que el tiempo que el especialista dedicó a informarles de su diagnóstico y características generales de la enfermedad no superó los diez minutos. Esta información insuficiente se traduce en que el 60 por ciento de las mujeres encuestadas desconocía si el cáncer estaba muy extendido o localizado a la hora de contestar las preguntas.
Por otro lado, sólo el 21 por ciento de las mujeres aquejadas de cáncer mamario fueron diagnosticadas por un médico oncólogo, opción más adecuada. Mientras que el resto recibió la primera información del diagnóstico a manos del cirujano, el ginecólogo u otro médico sin la especialidad oncológica.
Respecto al lugar donde se da el primer diagnóstico, el 83 por ciento de las pacientes afirma haber recibido la información en la consulta del médico y el resto supo de su enfermedad por teléfono o en el pasillo del centro médico.
Tras el diagnóstico, el 76 por ciento de las mujeres afirman que no pidieron una segunda opinión médica por no considerarlo necesario. En este sentido, sólo un número reducido de pacientes manifestó que no conocía que tenía este derecho. Respecto al tratamiento, el estudio destaca que el 64 por ciento de estas mujeres reconocen que es el médico quien escogió el tipo de tratamiento.
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