La muerte súbita puede producirse a cualquier edad. Es inesperada, y se produce sin motivo aparente. ¿Qué probabilidades tenemos de padecer este fenómeno?
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CardiologíaInfarto de miocardioLa muerte súbita puede producirse a cualquier edad. Es inesperada, y se produce sin motivo aparente. ¿Qué probabilidades tenemos de padecer este fenómeno?
La muerte súbita es la aparición de una parada cardiaca de forma repentina e inesperada, que ocurre en una persona que aparentemente se encuentra sana y con buen estado general.
Con las medidas de reanimación cardiopulmonar, en según qué casos sí se puede conseguir que el paciente se recupere, entonces se llama ‘muerte súbita reanimada’.
La muerte súbita es una muerte rápida e inesperada que se produce casi instantáneamente en una persona que no tiene ninguna causa por la que fallecer, ni ha tenido un accidente o un traumatismo. “Cuando alguien se muere súbitamente, en seguida pensamos si nosotros también podemos morirnos así”, asegura Julián Pérez-Villacastín, director del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
La causa de muerte súbita más habitual es la arritmia cardiaca grave conocida como fibrilación ventricular. En esta arritmia se produce un impulso eléctrico cardíaco caótico y el corazón no es capaz de generar los latidos cardíacos de forma efectiva, por tanto el corazón no puede bombear la sangre. Cuando esto ocurre, la presión arterial disminuye drásticamente, se detiene la circulación de la sangre y los órganos el cuerpo comienzan a sufrir porque dejan de recibir el oxígeno y los nutrientes mediante el riego sanguíneo. El órgano más vulnerable es el cerebro: unos pocos minutos de parada cardiaca pueden ser la causa de lesiones cerebrales graves que pueden permanecer como secuela tras la reanimación. Las posibles causas de esta fibrilación ventricular son:
En personas mayores de 35 años:<span> </span>infarto de miocardio
En personas jóvenes: enfermedades cardíacas como miocardiopatías, alteraciones eléctricas como el<span> </span>síndrome de Brugada<span> </span>o el síndrome de QT largo.
Pero en una persona con el corazón sano, la arritmia por fibrilación ventricular es muy rara.
Se puede decir que en este ámbito hay un componente genético, es decir, si tenemos un familiar que ha sufrido una muerte súbita, tenemos más posibilidades de pasar por lo mismo.
Por otro lado, cuando se habla de la muerte súbita es necesario organizar distintos grupos de edad:
Entre 0 y 6 meses de vida: muerte súbita del lactante.
Personas menores de 35 años: enfermedades con un origen congénito que pueden provocar una muerte súbita.
Personas mayores de 35 años: probablemente, la arteriosclerosis cierra alguna de las arterias del corazón y provoca el fallecimiento de la persona.
En la muerte súbita el principal síntoma que se manifiesta es una pérdida total del conocimiento. La persona no responde a ningún estímulo, independientemente que los ojos estén abiertos o cerrados. A esto se añade la parada respiratoria. En poco tiempo la piel se vuelve de color azul violáceo en lugar de rosada. Si no reciben atención médica inmediata la mayoría de personas fallecen en pocos minutos.
El diagnóstico de la muerte súbita es sobretodo clínico, es decir, por los síntomas y signos que se observan. Además el tiempo de reacción para actuar es muy breve, por lo que el diagnóstico debe hacerse rápidamente para comenzar el tratamiento de forma inmediata. Cuando se dispone de un aparato o monitor con registro de electrocardiograma, se puede observar el trazado característico de la arritmia por fibrilación ventricular que si no se actúa de inmediato evolucionará en asistolia o falta de actividad eléctrica cardíaca. Cuando se dispone de un desfibrilador externo automático (DEA), el propio aparato es capaz de detectar el tipo de ritmo del corazón al colocar las dos placas o sensores sobre el pecho, y si se trata de un ritmo que se puede desfibrilar como en el caso de una fibrilación ventricular.
El tratamiento de la muerte súbita más eficaz es la desfibrilación. La desfibrilación consiste en administrar al corazón una descarga eléctrica controlada mediante un aparato desfibrilador. Con esta descarga se logra el efecto de reiniciar toda la actividad eléctrica de las células del corazón a la vez, como un ‘apagado y encencido’ simultáneo, con el objetivo de recuperar el ritmo normal. El pronóstico de las personas que sufren una muerte súbita depende del tiempo que transcurre entre la parada del corazón y la desfibrilación. Se calcula que por cada minuto de retraso se reducen un 10 por ciento las posibilidades de recuperación. Con las normativas actuales, es posible disponer de un aparato desfibrilador externo automático (DEA) en lugares y edificios públicos o de gran afluencia de personas. Si no se encuentra rápidamente un desfibrilador (DEA), es importante iniciar la reanimación cardiopulmonar, ya que de ese modo se prolonga el tiempo en el que una desfibrilación que llegue después pueda ser eficaz. Ante cualquier situación de urgencia vital lo primero a tener en cuenta siempre es llamar al teléfono de emergencias que en España es el 112.
La prevención de la muerte súbita se basa en tener un control riguroso de los factores de riesgo cardiovascular para impedir que se desarrollen enfermedades como la aterosclerosis coronaria, la<span> </span>isquemia<span> </span>miocárdica y el<span> </span>infarto agudo de miocardio, que pueden desencadenar arritmias graves como la fibrilación ventricular.
En España, no existen unos estudios rigurosos que muestren con exactitud el número de personas que mueren súbitamente, pero se podría hablar de unas 15-20 mil personas al año, lo cual es un dato que no deja indiferente a nadie.
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La Muerte súbita. La primera pregunta que nos hacemos es que es la muerte súbita La muerte súbita. Realmente es una muerte inesperada, rápida que se produce casi de forma instantánea en alguien que aparentemente estaba bien, que no tenía ninguna causa para morirse y que no ha tenido un accidente, un traumatismo. Eso es lo que nosotros definimos como muerte súbita. Cuando alguien se muere súbitamente enseguida nosotros pensamos y tendremos nosotros Reyes bote de morirnos también. Así hay un componente genético. He sentido amplio. Se puede decir que sí, que cuando alguien tiene familiares que se han muerto de repente de forma súbita, uno tiene también más probabilidades de morir se súbitamente. Pero tenemos que hacer varios grupos de edad. Cuando hablemos de la muerte súbita, por ejemplo, un primer grupo es entre los Pero y seis meses de vida en los recién nacidos. Estaremos hablando de la muerte súbita del lactante. Después personas jóvenes sin aparentes problemas menores de treinta y cinco años. Aquí estamos hablando de algunas enfermedades que sí tienen un origen congénito y que hoy sabemos que pueden causar la muerte súbita. Y cuando hablamos de las personas mayores de treinta y cinco años que son la mayoría de las personas que se mueren de repente. Generalmente aquí ya no hay un origen congénito, sino que lo que está sucediendo es que uno de los problemas más importantes de nuestra sociedad, que es la aterosclerosis, ha cerrado alguna de las arterias del corazón y por eso se ha producido el fallecimiento. En cifras totales. De qué estamos hablando? No hay estudios rigurosos en España que nos digan exactamente cuántas personas se mueren súbitamente, pero podríamos estar entre quince y veinte mil personas al año como mínimo, que se mueren súbitamente en España. Es una cifra muy importante, No.