La espina bífida es una malformación congénita que ocurre durante el embarazo y afecta al tubo neural, estructura que da origen al cerebro y la médula espinal. Esta condición puede tener diferentes niveles de gravedad y manifestarse de diversas maneras.
¿Qué es la espina bífida?
Durante el primer mes de embarazo, el tubo neural, que se extiende a lo largo de la espalda del embrión, debe cerrarse para proteger la médula espinal en desarrollo. Cuando este cierre no se produce correctamente, se origina la espina bífida.
Consecuencias de la espina bífida
Las consecuencias de la espina bífida varían en función de la gravedad de la malformación. Algunos casos pueden ser leves y no presentar síntomas evidentes, mientras que otros pueden conllevar discapacidades físicas y cognitivas significativas. Entre las posibles complicaciones se encuentran:
Problemas de control de esfínteres: La espina bífida puede afectar los nervios que controlan la vejiga y el intestino, lo que lleva a dificultades para controlar la micción y la defecación.
Dificultad en la movilidad: Dependiendo del nivel y la gravedad de la malformación, la espina bífida puede causar debilidad muscular o parálisis en las piernas y los pies, lo que dificulta la capacidad para caminar o moverse con normalidad.
Dolores de espalda: La espina bífida puede provocar curvaturas anormales en la columna vertebral, como la escoliosis o la cifosis, que pueden generar dolor de espalda crónico.
Hidrocefalia: Esta complicación, caracterizada por la acumulación de líquido cefalorraquídeo en el cerebro, es común en bebés con espina bífida y puede causar daño cerebral si no se trata adecuadamente.
Detección y tratamiento
La detección temprana de la espina bífida es fundamental para un manejo adecuado y la prevención de complicaciones. Durante el embarazo, se realizan pruebas prenatales, como la ecografía y la prueba de alfa-fetoproteína, para identificar posibles anomalías en el desarrollo del feto. El tratamiento para la espina bífida varía en función de la gravedad del caso. En algunos casos, puede ser necesaria la cirugía fetal para corregir la malformación antes del nacimiento. Después del nacimiento, se pueden requerir cirugías adicionales para cerrar la abertura en la columna vertebral, colocar derivaciones para drenar el líquido cefalorraquídeo o tratar otras complicaciones. Además de la cirugía, el tratamiento de la espina bífida puede incluir fisioterapia, terapia ocupacional y otros tipos de apoyo para ayudar a los niños a desarrollar al máximo sus capacidades.