Los probióticos son suplementos populares, pero no todos son igual de eficaces. Existen dudas habituales que respondemos en este vídeo.
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Probióticos: ¿son todos igual de eficaces? Respondemos las dudas más frecuentes acerca de los probióticos en este artículo. Sigue leyendo para enterarte de todas las claves sobre ellos.
El empleo de los probióticos ha crecido de forma significativa en los últimos años. Sin embargo, no todos los preparados que encontramos en el mercado son igualmente efectivos. La gran variedad de productos, a menudo con indicaciones imprecisas, puede generar confusión entre los consumidores y los profesionales de la salud.
Y es que no todos los probióticos tienen los mismos beneficios. La eficacia de un probiótico está relacionada directamente con la cepa específica que contiene. Por ejemplo, los beneficios de Lactobacillus GG, utilizado para tratar la diarrea en niños, dependen exclusivamente de esa cepa y no de otros tipos de Lactobacillus.
Es crucial verificar tanto la cepa como la cantidad de unidades formadoras de colonias (UFC) que contiene cada producto, ya que la concentración adecuada puede marcar la diferencia en su efectividad.
La respuesta corta es no. Aunque muchos probióticos contienen lactobacilos y bifidobacterias, no todos están respaldados por estudios clínicos que demuestren su eficacia. Un preparado de probióticos puede tener múltiples cepas, pero no necesariamente tendrá la misma eficacia que un producto de una sola cepa que haya sido bien estudiado. Los ensayos clínicos realizados en humanos son fundamentales para asegurar que un probiótico sea eficaz.
Una pregunta común es si es más seguro consumir probióticos vivos o inactivos. La mayoría de los probióticos comercializados contienen cepas vivas de bacterias, como Lactobacillus y Bifidobacterium, que han sido aprobadas por entidades como la FDA y la EPSA, y son generalmente seguros para el consumo humano, incluyendo embarazadas, niños y ancianos. Sin embargo, tanto los probióticos vivos como los inactivos tienen beneficios, aunque la evidencia científica respalda principalmente los probióticos vivos.
No todos los probióticos se financian, a pesar de que algunos hayan demostrado ser efectivos en el tratamiento de afecciones como la colitis ulcerosa. En muchos casos, los probióticos no están cubiertos por las aseguradoras, lo que hace que su acceso dependa del bolsillo del consumidor. Sin embargo, los productos que han pasado rigurosos ensayos clínicos suelen figurar en las guías de práctica clínica, como las de la Organización Mundial de Gastroenterología y la Sociedad Europea de Gastroenterología Pediátrica. Estas guías recomiendan cepas específicas que tienen un respaldo científico en su eficacia.
En resumen, no todos los probióticos son iguales. La eficacia de un probiótico depende de la cepa específica que contiene, la cantidad de unidades formadoras de colonias y los estudios clínicos que respalden su uso. Al igual que con los antibióticos, es fundamental elegir el probiótico adecuado según la condición que se desea tratar.
Siempre es recomendable consultar a un profesional de la salud, como un médico, farmacéutico o dietista-nutricionista antes de tomar cualquier suplemento probiótico, en lugar de basarse solo en la información de las redes sociales.
vamos a contestar a varias preguntas que no se hacen tanto los profesionales sanitarios como los consumidores. Cuando hablamos de probióticos, la primera de ellas es saber si todos los preparados con pro béticos son eficaces. Aquí vemos que los probióticos no solamente se venden en las farmacias, sino también a nivel de las redes sociales. Y como ven, hay una amalgama de muchos preparados probióticos que además, con unas indicaciones absurdas vemos, por ejemplo, que hay un probiótico para cada día de la semana, un hater psi probiótico. Y esto es muy importante que lo tengan en relación primero los profesionales sanitarios para ver que no todos los probióticos son igual de eficaces. Todo esto puede crear bastante confusión. Escepticismo tanto en los profesionales sanitarios como en el consumidor. Parece ser que un día, por las opiniones que aparecen en la prensa o en las redes sociales, los probióticos pueden curarlo todo, como el autismo y otros días no valer incluso ni para la diarrea aguda. Y de hecho, no todos los preparados probióticos que nos encontramos en farmacias y para farmacias y contienen el número de cepas que dicen en sus etiquetas. Y a veces puede haber incluso menos cepas o como los hemos encontrado, incluso contaminación por otras películas diferentes. Esto es muy importante que lo tenga en cuenta tanto la industria como los reguladores legislativos cuando se comercializa un preparado con probióticos y es muy importante que se trate de una cepa específica, ya que los efectos beneficiosos sólo pueden atribuirse a la cepa o cepas estudiados y no las a la especie o a un grupo de probióticos. Tomando como ejemplo sacar OMI Budi, hay que siempre saber que tiene un género en este caso sacar OMC una especie budi, pero también tiene una cepa específica y los más de cien estudios que tienen a o aval científico se refieren precisamente esta cepa y no a todos los géneros y especies de seca, OMI, Bullard. Y también es muy importante que tenga una cantidad adecuada. Como ven aquí cuando hablamos, por ejemplo, de una cepa muy estudiada en la diarrea aguda en la infancia, como son Lactobacillus G. G. Vemos que hay diferencias de eficacias cuando están concentradas una concentración, no otra. Por eso es muy importante que en un preparado no solamente hablen de la CEPA, sino también la cantidad de unidades formadores de colonias que contiene dicho preparado. Otra pregunta nos solemos hacer es saber si son más seguras las tripas que están muertas o inactivadas que los microorganismos vivos. La mayoría de los probióticos que están comercializados suelen ser lactobacilos y bifidobacterias, y ambas cuentan con la categoría gras de la FDA americana y con la categoría UPS de la EPSA europea. Como ven aquí el empleo de probióticos se pueden dar a cualquier parte de la población embarazadas, niños, ancianos y las indicaciones y contraindicaciones de su no empleo son mínimas. También nos podemos preguntar que cuantos más cepas contenga un preparado es mejor que los productos. Mono cepa no tiene por qué ser así. Y de hecho, precisamente son los productos mono cepa los que tienen mayor evidencia científica. Da igual que tenga una cepa, dos cepas, tres cepas. Lo que tienen que hacer es tener ensayos clínicos que demuestren la eficacia con esa cepa única o combinación de las mismas. Otra pregunta que se suele hacer el consumidor es porque no están financiados los probióticos. Como ven en este estudio, en el tratamiento para la colitis ulcerosa en el tratamiento de mantenimiento vemos que a lo largo de un año. Es exactamente eficaz que esta cepa que la mesa Lana, que es un antiinflamatorio que se utiliza en este tipo de pacientes. Lo que ocurre es que la meso lana suele ser un preparado que financia la Seguridad Social y el probiótico lo tiene que gestionar y pagar el paciente. Y eso es un handicap que tienen los probióticos al no estar financiados. Cuando las cepas o grupos de cepas o los probióticos tienen ensayos clínicos suficientes y demuestran eficacia y evidencia científica, es cuando aparecen en las guías de práctica clínica. Las que más utilizamos son los pro los profesionales sanitarios. Es la guía de práctica de la Organización Mundial de Gastro antología, que es una guía que se renueva cada cinco años, se puede descargar gratuitamente de internet y está en varios idiomas, entre ellos el castellano. Los pediatras también utilizamos una guía que es la de la Sociedad Europea de Gastroenterología Pediátrica, que es la GAN. Y como ven, coinciden las mismas cepas ante las mismas indicaciones en pediatría, dentro de los requisitos que debe cumplir un producto para ser probiótico. Tenemos que hablar de que sean seguros de que estén vivos, de que lleguen vivos al intestino, que es donde van a ejercer su acción, que tengan, como hemos comentado, una nomenclatura específica que estén bien almacenados y que hayan demostrado un efecto beneficioso en ensayos clínicos realizados en humanos. También muchos profesionales sanitarios y consumidores nos preguntamos si las cepas muertas o inactivadas son más seguras que aquellas que llevan microorganismos vivos. La mayoría de los probióticos utilizados en los preparados suelen ser la to bacilos bici de bacterias y cuentan con la categoría gras de la FD Americana y la categoría cups de la EPSA Europea. Y son seguras para el consumo humano, incluidos prematuros, embarazadas ni y ancianos. Como ven, aquí las contraindicaciones del empleo de probióticos son mínimas. En definitiva, si damos respuesta a la pregunta que todos los probióticos son iguales, hay que decir que no y depende de la cepa, de la cantidad que contengan y, sobre todo, de los estudios que hayan realizados en humanos. Igual si hacemos un símil con los antibióticos, igual que hay un antibiótico para la neumonía y otro para la otitis, hay un probiótico específico para cada indicación. Siempre será fundamental que el consumidor consulte al profesional, sanitario, médico, farmacéutico, dietista nutricionista antes de acudir a las redes sociales