La respuesta es sí, pero hay que explicarlo: «no es que el hecho de trabajar produzca alergia, pero la exposición a una gran diversidad de sustancias en el medio laboral puede inducir alergias de tipo profesional«, apuntan desde la Clínica Ojeda.
Se han descrito más de 300 sustancias capaces de producir alergia en el trabajo, desde agentes químicos como, por ejemplo, poliuretanos en la industria del automóvil, hasta agentes biológicos, como harinas en panaderos.
Los síntomas de una alergia de tipo profesional suelen ser respiratorios, con rinitis y/o asma, o cutáneos, con dermatitis o urticarias de contacto. En ocasiones se producen cuadros más raros como la alveolitis alérgica extrínseca, que simula una afección gripal prolongada.
Al inicio, los síntomas aparecen en el trabajo o al poco rato de finalizar la jornada laboral. Suelen mejorar o desaparecer los días de descanso y en los periodos de vacaciones.
Si la exposición persiste, la enfermedad se vuelve crónica, por lo que el diagnóstico y las medidas de evitación precoces son fundamentales para evitar la progresión.
El tratamiento consiste en un cambio de puesto de trabajo o de ocupación, medidas de higiene industrial para evitar la exposición y, si no fuese posible lo anterior,** medidas de protección personal**.
Las enfermedades profesionales están reconocidas legalmente y pueden dar derecho a un subsidio por enfermedad profesional. Si sospechas que puedes tener una alergia de tipo profesional, ¡actúa pronto! y ponte en contacto con tu mutua del trabajo.
Descubre más artículos sobre asma y alergias en el canal Alergia.