Repasamos los orígenes del consumo probióticos y su popularidad creciente en la industria farmacéutica y alimentaria por sus múltiples beneficios.
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Microbiota TVRepasamos los orígenes del consumo probióticos y su popularidad creciente en la industria farmacéutica y alimentaria por sus múltiples beneficios.
La industria alimentaria y farmacéutica ofrece una variedad de productos con probióticos debido a su impacto positivo en la salud y el bienestar. Pero, ¿cómo se desarrollan estos productos y qué garantiza su seguridad y eficacia?
El consumo de microorganismos beneficiosos a través de alimentos fermentados se remonta a tiempos ancestrales. Sin embargo, el interés por utilizar probióticos para tratar trastornos intestinales y su comercialización se inició a principios del siglo XX. Fue en la década de 1990 cuando surgió un gran interés por desarrollar productos con probióticos, lo que llevó a la necesidad de establecer guías para evaluar su eficacia e inocuidad.
Entre los años 2001 y 2002, la FAO y la OMS establecieron criterios objetivos para la selección de microorganismos con carácter probiótico y directrices para evaluar su seguridad y eficacia. Estas normas se convirtieron en la base para la investigación y desarrollo de probióticos.
La selección de un probiótico comienza con su identificación y caracterización, lo que permite su trazabilidad en las diferentes etapas de investigación y producción. Posteriormente, se realizan experimentos para determinar científicamente sus virtudes, especialmente sus propiedades funcionales.
La seguridad es primordial en el desarrollo de probióticos. Se verifica la ausencia de genes resistentes a los antibióticos, la producción de toxinas y el riesgo de efectos adversos. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) proporciona un listado de especies con un historial de uso seguro documentado.
La eficacia del probiótico se valida en humanos mediante ensayos clínicos con una metodología científica rigurosa. Solo tras demostrar su efecto beneficioso para la salud mediante evidencia científica en humanos, se le otorga la condición de probiótico.
La investigación y el desarrollo de probióticos ha avanzado notablemente en los últimos años gracias a los logros científicos y clínicos, y a la contribución de la industria. Este avance continuo promete un futuro donde los probióticos desempeñen un papel aún más destacado en la mejora de la salud y el bienestar humano.
Es fundamental contar con un marco científico, técnico y reglamentario sólido para potenciar el conocimiento sobre los probióticos y traducirlo en beneficios tangibles para la sociedad.
la variedad de productos que contienen probióticos, que actualmente ofrece la industria alimentaria y farmacéutica, es consecuencia de su utilidad en la salud y el bienestar de las personas. Pero, cómo se desarrolla un producto con probióticos? Lo podremos ver a continuación. Según las sociedades científicas nacionales e internacionales, los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud. Aunque en la práctica el consumo de estos microorganismos beneficiosos se remonta a tiempos inmemorables a través de los alimentos fermentados, su empleo intencionado contra trastornos intestinales y la comercialización de los primeros productos se inició a principios del siglo XX, pero no fue hasta la década de los noventa cuando se despertó un gran interés por desarrollar productos que los contuvieran, lo que condujo a la necesidad de establecer guías para valorar su eficacia y la inocuidad. De esta manera, entre los años dos mil uno y dos mil dos, dos prestigiosos organismos internacionales, la FAO y la OMS, convocaron a una comisión de expertos que trabajó conjuntamente para proporcionar criterios objetivos para la selección de los microorganismos con carácter poético y establecer las directrices para evaluar su seguridad y eficacia. Hoy en día estas normas marcarían las pautas para las empresas en la investigación y desarrollo de los probióticos. Bajo la evidencia científica. Cómo se selecciona un probiótico? El primer paso sería la identificación y caracterización. Ante todo, hay que identificarlo y caracterizarlo, requisito primordial que posibilitará su posterior trazabilidad en los experimentos de laboratorio y en los ensayos clínicos, así como durante todo el proceso de producción y comercialización, funcionalidad y seguridad. Seguidamente, se realizan una batería de experimentos in vitro, ex vivo e in vivo para determinar científicamente sus virtudes, especialmente en las propiedades funcionales. Dado que la capacidad de producir un efecto beneficioso para la salud es la cualidad esencial que define un probiótico y, por supuesto, se procede a verificar su seguridad, habitualmente se toma como referencia el listado de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria EPSA, que incluye especies con un historial de uso seguro documentado. No obstante, también se detestan diferentes aspectos, como por ejemplo, la ausencia de genes resistentes a los antibióticos o la de producción de toxinas y, particularmente, el riesgo de potenciales efectos adversos. Y por último, hay que validar la eficacia del candidato en humanos mediante ensayos clínicos diseñados con la metodología científica adecuada. Tanto es así que hay consenso entre los investigadores y las sociedades científicas para adjudicar la condición de probiótico sólo tras haber demostrado el efecto en la salud mediante evidencia científica en humanos. En conclusión, la investigación y el desarrollo de los poéticos ha progresado notablemente en los últimos años. Este avance está impulsado por los logros científicos y clínicos de numerosos ensayos realizados por investigadores, conocedores de la importancia de la microbiota humana en la salud y en paralelo por la contribución de la industria con la serie de estudios que abarcan desde la selección inicial de cepas microbianas hasta su producción a gran escala como probióticos para su comercialización. De aquí la relevancia de constituir un marco científico, técnico y reglamentario con los diferentes sectores implicados para potenciar el conocimiento científico sobre los probióticos y que se traduzca en beneficio para la sociedad