En los últimos años se ha conseguido vivir la homosexualidad cada vez con mayor naturalidad. Sin embargo, todavía pueden darse casos en los que, cuando alguien se da cuenta de que le pueden gustar personas de su mismo género, se viva esta situación como algo angustioso. «Muchas veces se puede producir cierta confusión sobre todo si previamente se han tenido relaciones con personas de distinto género, es decir, heterosexuales», explica la sexóloga Marta García Peris.
Tal y como indica la especialista: «La sociedad no siempre ayuda porque tenemos muchos mensajes sobre cómo debe ser un homosexual y esto no tiene por qué ser así , por ejemplo, ellos una loca a la que le gusta la moda y la estética o ellas, las lesbianas, mujeres de pelo corto, muy machorras, con camisas de cuadros…».
La sociedad estereotipa y «si no nos identificamos con ninguno de los modelos que nos han vendido nos cuesta posicionarnos… Esto ocurre también entre los heterosexuales, por ejemplo, cuando a un hombre al que le gustan las mujeres se le cataloga de gay por tener gestos amanerados o más femeninos, cuando no tienen por qué ser así», indica García Peris.
Lo que la sexóloga deja claro es que «los homosexuales nacen, no se hacen; la homosexualidad lo único que marca es por quién te sientes atraído y no hace falta ponerse ninguna etiqueta porque las etiquetas al final lo único que hacen es daño».
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