Conoce la historia de superación de Maite con la incontinencia.
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Incontinencia ASIAConoce la historia de superación de Maite con la incontinencia.
Maite, miembro de la Asociación de Incontinencia Anal y Urinaria (ASIA), comparte su conmovedora experiencia con la incontinencia, una condición que impactó profundamente su vida.
A los 44 años, Maite, propietaria de un restaurante, experimentó un prolapso uterino que desencadenó una incontinencia. "A raíz de que me tuvieron que quitar la matriz, quedé con incontinencia", relata. Este evento marcó el inicio de una ardua búsqueda de una solución médica que se prolongó durante cinco largos años.
Durante este tiempo, Maite consultó a numerosos médicos sin obtener resultados positivos. "No encontraban mi solución, estuve dando vueltas y vueltas", recuerda. La gravedad de su condición la obligó a permanecer en casa, lo que la llevó a perder su restaurante, su hogar y su independencia. Su vida se vio reducida a pasar la mayor parte del tiempo en una ducha adaptada para su situación.
La incontinencia no solo afectó físicamente a Maite, sino que también tuvo un profundo impacto emocional. "Cuando me dijeron que no tenía solución y que debía ir al psicólogo, decidí que no podía arrastrar más a mi familia y que lo mejor era irme de este mundo", confiesa. En un momento de desesperación, Maite tomó la decisión de quitarse la vida.
Afortunadamente, su intento no tuvo éxito y Maite encontró la ayuda que tanto necesitaba. Conoció a una doctora que le ofreció un tratamiento efectivo que le permitió recuperar su calidad de vida. "Con este tratamiento llevo una vida prácticamente normal", explica. Aunque todavía tiene días difíciles, Maite ahora puede disfrutar de una vida más plena.
La experiencia de Maite la llevó a unirse a ASIA, donde brinda apoyo y esperanza a otras personas que enfrentan la misma condición. "Puedo ayudar a pacientes que pasan por mi misma situación, y eso me hace sentir bien", afirma.
Maite quiere que su historia sirva como un mensaje de esperanza y perseverancia para quienes se enfrentan a la incontinencia. "No dejéis de luchar, vais a encontrar vuestro tratamiento", anima. "Cada persona tiene un tratamiento distinto, pero es importante no tirar la toalla".
Su historia es un testimonio poderoso de la resiliencia humana y del impacto positivo que el apoyo adecuado y la búsqueda constante de soluciones pueden tener en la vida de alguien que se enfrenta a la incontinencia. "Por favor, no hagáis lo que hice yo. Hay soluciones y siempre hay esperanza", concluye Maite.
Hola, soy Maite, a los cuarenta y cuatro años, a razón de hacer que porque tenía un restaurante en la empur, que era mi ilusión, me bajó la matriz y a razón de tenerme que quitar, pues quedé con una incontinencia, pero fue muy duro porque me puse a manos de los médicos, pero no encontraban mi solución. Estuve así dando vueltas y vueltas y más vueltas durante cinco años. A razón de todo esto, como me hacía todo encima, no podía salir casa. Perdí mi restaurante, perdí mi casa, lo perdí todo. Incluso tuve que sacar la bañera de mi casa y poner una ducha porque mi vida era las veinticuatro horas del día sentada en esta ducha cuando representa que me encontraron. El tratamiento representa que mi tratamiento era ir al psicólogo? No. Y cuando me dijeron que no tenía solución, que tenía que ir al psicólogo, pues yo decidí que no arrastraba más a mi familia y que lo mejor que podía hacer en aquellos momentos era irme de este mundo y tomé la decisión de hacerlo. Lo que pasa que no sé si es una suerte o no. Una suerte, Pero aquella noche mi hijo pequeño se encontró mal. Mi marido me vino a despertar y vio que no me despertaba. Y esto es lo que me salvó. Y ahora estoy aquí. Me siento orgullosa ahora de estar aquí porque puedo ayudar a pacientes que pasan por mi misma situación y por eso estoy en la asociación. Ayudando? No, pero es muy duro. Después, pues volvieron a empezar y encontraron si enterrase a una doctora que me podía hacer un tratamiento y con este tratamiento llevo una vida prácticamente normal. Tengo mis malos días, pero yo solamente con esto os quiero decir que no dejéis de luchar, que vais a encontrar vuestro tratamiento, que hay muchísimos, que cada persona o cada paciente tiene un tratamiento distinto, pero que luchéis, Por favor, no tiréis la toalla como hice yo, porque está muy mal, no lo hagáis