Un embarazo de alto riesgo es aquel en el que confluyen varios factores de alto riesgo sean estos del tipo que sean, desde de carácter social, como una renta baja; cuestiones médicas, como la existencia de alguna patología de base en la paciente (una cardiopatía, por ejemplo); o antecedentes ginecológicos, como abortos de repetición o cirugías previas en el útero.
La ginecóloga Eva María Soto explica que todos estos factores inciden en que un embarazo pueda ser considerado de alto riesgo, y explica que cuando esto ocurre, «el riesgo de morbimortalidad durante el embarazo es mayor que en el resto de la población».
¿Qué hay que hacer ante un embarazo de alto riesgo? Eva María Soto explica que el seguimiento de la gestación ha de hacerse obligatoriamente en estos casos en un centro hospitalario, mientras que en el caso de un embarazo normal, basta con hacer el seguimiento por parte del ginecólogo y la matrona del centro de salud.
Además, en el caso de un embarazo de alto riesgo, también cambia la programación de las consultas. Mientras que en una gestación sin alto riesgo se harán visitas cada 5 o 6 semanas hasta la semana 36, cada dos semana entre la 36 y 40 y una vez por semana a partir de la semana 40, estas pautas no son válidas para los embarazos de alto riesgo, en lo que tiene que hacerse una programación individualizada según la patología de la paciente.
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