Una piel sana no existe sin una función barrera cutánea sana. Cualquier desequilibrio en sus funciones va a generar una piel alterada, y así la encontramos en multitudes de problemas cutáneos como la dermatitis atópica, psoriasis o el eczema de contacto.
La función barrera de la piel es la primera línea de defensa frente a las agresiones externas como la polución, el sol, el tabaco o una rutina de limpieza inadecuada.
Cuando la función barrera está dañada, la piel se vuelve más vulnerable a las agresiones externas, pierde hidratación y aparecen problemas como la sequedad, la irritación, la inflamación o las rojeces.
Para mantener una piel sana es fundamental proteger y reforzar la función barrera de la piel. ¿Cómo podemos hacerlo?
Limpieza suave: Utilizar productos de limpieza suaves, sin jabón y con un pH adecuado a la piel.
Hidratación: Aplicar una crema hidratante a diario que ayude a reponer la barrera hidrolipídica de la piel.
Protección solar: Es fundamental proteger la piel del sol a diario, incluso en los días nublados.
Evitar el tabaco: El tabaco es uno de los agentes externos más perjudiciales para la piel.
Llevar una dieta saludable: Una dieta rica en frutas, verduras y antioxidantes ayuda a proteger la piel desde el interior.
Además de estos consejos, existen ingredientes cosméticos que pueden ayudar a reforzar la función barrera de la piel, como por ejemplo:
Ceramidas: Las ceramidas son lípidos que se encuentran de forma natural en la piel y que ayudan a mantener la hidratación y la función barrera.
Ácido hialurónico: El ácido hialurónico es una sustancia que tiene la capacidad de retener agua, lo que ayuda a mantener la piel hidratada.
Niacinamida: La niacinamida es una vitamina que ayuda a mejorar la función barrera de la piel y a reducir la inflamación.
Si tienes la piel sensible o reactiva, es importante que consultes con un dermatólogo para que te recomiende los productos más adecuados para tu tipo de piel.