Las fracturas por fragilidad son frecuentes en mayores
Las fracturas por fragilidad son aquellas fracturas óseas producidas como consecuencia de un traumatismo de bajo impacto, como es la caída desde nuestra propia altura.
La osteoporosis es una enfermedad crónica y silente que se relaciona directamente con las fracturas y se caracteriza por la pérdida progresiva de masa ósea y una alteración de la estructura del hueso, Habitualmente, las fracturas por fragilidad afectan a las personas mayores, y en una relación de tres mujeres por a cada hombres, aunque en los últimos años este porcentaje está cambiando.
No todas las fracturas por fragilidad afectan al mismo grupo de edad ni tienen las mismas repercusiones. Por ejemplo, sabemos que:
La fractura de muñeca o radio suele produce alrededor de los 60 años.
La rotura de vértebras suele ocurrir alrededor de los 70
La fractura de cadera, que es la de peor pronóstico, normalmente ocurre alrededor de los 80 años.
Importancia de prevenir las fracturas por fragilidad
Por ello, es de suma importancia a detectar y tratar esta primera fractura “centinela” y evitar la cascada de nuevas fracturas que podrán producirse.
El envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida han provocado un aumento de las fracturas por fragilidad ósea.
Esto ha derivado en lo que ya se considera un problema de salud mundial denominado la pandemia silenciosa. Las fracturas suponen un gran problema de salud, con un aumento de la mortalidad, de la pérdida de calidad de vida y de las complicaciones médicas (trastornos de la marcha, dependencia, necesidades de ayudas técnicas, bastones caminadore…).
Además, aumentan también los costes directos e indirectos a nuestras administraciones, a los familiares y a los cuidadores de las personas mayores que sufren fracturas por fragilidad.
¿Cómo prevenir las fracturas por fragilidad?
El principal remedio para atajar y reducir el problema de las fracturas por fragilidad ósea es evitar que se produzcan nuevas fracturas. Para ello, es necesario prescribir el tratamiento adecuado y personalizado: tanto fármacos específicos como suplementos con calcio y vitamina D, que suele estar muy baja.
Otros factores igualmente importantes son los programas de actividad física multicomponente: no vale con salir a caminar; también se deben hacer ejercicios de resistencia, fuerza y equilibrio.
Asimismo, conviene mantener una nutrición equilibrada, con un una relación adecuada de proteínas, y llevar estilos de vida saludable: no fumar, no tomar alcohol, decir no al sedentarismo…
También es importante realizarse revisiones:
Ver si se están tomando fármacos que producen hipotensión, puesto que pueden disminuir los reflejos.
Revisar la vista.
Prestar atención al equilibrio y a los trastornos de la marcha.
Coordinación y sensibilización social
Aún así, las previsiones en los próximos años son desfavorables y debemos hacer hincapié en una serie de propuestas de mejora en relación al tratamiento y seguimiento. Por ello, es de suma importancia una coordinación interdisciplinar entre los profesionales de Atención Primaria y hospitales: deben trabajar de manera conjunta en el seguimiento de estas caídas y las fracturas consecuentes.
En los últimos años, se han implementado Unidades de Coordinación de Fractura, que son unidades multiprofesionales que hacen la identificación, la investigación y la intervención sobre estas primeras fracturas por fragilidad para evitar que se produzcan otras nuevas.
Debemos promover campañas de sensibilización social. ¡No es habitual que la gente se caiga! No se deben normalizar las caídas en personas mayores.