Los Trastornos del Espectro del Autismo son trastornos del neurodesarrollo. Las terapias para el autismo se orientan a mejorar capacidades de socialización. En esta página de autismo dispones de videos e información de las causas, síntomas y las mejores terapias para tratar la enfermedad.
Los Trastornos del Espectro del Autismo (TEA) son un conjunto de trastornos del neurodesarrollo que normalmente se manifiestan durante los primeros 3 años del niño y lo acompañan a lo largo de su desarrollo vital.
Las causas exactas de los Trastornos del Espectro del Autismo todavía no son conocidas, si bien se sabe que en algunos casos vienen identificadas con genes y mutaciones concretas.
La investigación indica que la génesis del autismo se produce durante el embarazo de la madre.
Algunas hipótesis sostienen que el autismo se produce cuando emigran las células neuronales en el embrión y comienza la formación del cerebro.
Otros estudios apuntan a la génesis del autismo durante el desarrollo embrionario y la relacionan con los llamados **procesos epigenéticos **(modificaciones heredables en la expresión de genes que no obedecen a una alteración de la secuencia del ADN).
En los últimos años, se han realizado investigaciones encaminadas a determinar si los factores ambientales podrían estar condicionando un aumento del número de personas que nacen con TEA. Entre ellos, la contaminación ambiental o la exposición de las madres a fármacos tóxicos que producen trastornos epigenéticos, es decir, trastornos que no se producen en el ADN, sino en las proteínas que lo rodean, que tienen funciones para que el gen actúe o no actúe. Si estas proteínas no funcionan bien, el gen no puede expresarse.
Los Trastornos del Espectro del Autismo (TEA) se caracterizan fundamentalmente porque el niño presenta deficiencias persistentes en la interacción social, en la comunicación (puede verse afectado el lenguaje), y también se observan patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades, dentro de un continuo. Cada niño dentro del espectro puede mostrar conductas diferentes. A los 18 meses pueden observarse indicadores tempranos:
Sordera aparente paradójica (no responde a llamadas o indicaciones).
No comparte focos de atención con la mirada ni señala con el dedo índice (por ejemplo, cuando un juguete le gusta y le llama la atención, no lo comparte con su figura de referencia).
Resistencia a los cambios de rutina, cambiar de ropa, alimentación… Puede coger rabietas en estas situaciones.
Carece de lenguaje o, si lo tiene, lo emplea de forma ecolálica (repite una palabra o frase que acaba de escuchar o pronunciar) o poco funcional.
Otros aspectos que deberán ponernos en la sospecha de autismo son:
Falta de interés por otros niños en el parvulario o en la escuela, particularmente derivada de la ausencia de juego simbólico, esto es, su incapacidad para comprender los juegos.
Falta de contacto visual y poca observación de la expresión de la cara del interlocutor.
Desinterés por compartir sus gustos, por ejemplo, señalando con el dedo aquello que les llama la atención.
Presencia de intereses inusuales, así como comportamientos repetitivos, tales como el balanceo o el aleteo de manos.
Evitación del contacto físico, que puede venir determinada por la hipersensibilidad táctil, olfativa, gustativa y auditiva.
Lenguaje literal: no entienden los dobles sentidos, la ironía o las metáforas.
Los estudios realizados hasta la actualidad evidencian que las señales de alarma de los TEA pueden empezar a identificarse desde el primer año de vida del niño. Según el programa de la Universidad de Salamanca, la detección temprana del autismo es aquella que se realiza entre los 18 y los 24 meses de vida del niño. La detección precoz del autismo es clave, pues identificar a los niños de riesgo facilitará su derivación a los centros de Atención Temprana para una intervención precoz. Una de las técnicas comunes de diagnóstico del autismo es la interacción conjunta, que consiste en prestar atención a cómo el niño reacciona ante una situación en la que se encuentra con extraños y conocidos al mismo tiempo.
El trastorno del espectro autista no se puede curar porque no es una enfermedad, sino una condición. No obstante, las técnicas de Atención Temprana de los niños con autismo están encaminadas a ofrecerles la oportunidad de mejorar progresivamente sus capacidades de socialización y comunicación con los demás, con el objetivo de procurarles un mayor grado de independencia en el futuro. El psicólogo o terapeuta del niño podrá disponer de un modo constante y estructurado de intervenir su comportamiento. Para llevar a cabo un buen tratamiento, es importante tener en cuenta los intereses del niño (por ejemplo, si le gustan mucho los dinosaurios, intentar ejemplificar los ejercicios con dinosaurios). Los niños con autismo son buenos con información concreta y visual, por lo que las ayudas visuales son muy útiles para su día a día. Para niños con autismo de bajo funcionamiento que no desarrollan lenguaje, pueden usarse alternativas de comunicación como el Sistema por Intercambio de Imágenes (PECS), cuyo objetivo es crear una comunicación funcional, espontánea y generalizada a través de intercambio de tarjetas con imágenes concretas de objetos y actividades. En cuanto a niños con autismo de alto funcionamiento (Asperger), tienen la ventaja de presentar un CI normal y una buena comunicación, por lo que hay que trabajar habilidades sociales, como identificar emociones, comprender ironías...
Las personas de todas las condiciones y de todos los orígenes caen víctimas del ciberacoso y de la ciberdelincuencia, pero los estudios han demostrado que las personas con (TEA, son más vulnerables a las amenazas en línea que otras personas. Con el objetivo de facilitar el manejo de internet a este colectivo, existe la Guía útil de seguridad en línea para personas con autismo, con consejos y recomendaciones para prevenir y evitar el ciberacoso, los hackeos o la sobrecarga sensorial (debido a su hipersensibilidad), entre otros factores relacionados con el universo digital. En cuanto al ciberacoso, en un videojuego llamado Minecraft en el cual se puede cooperar online con más gente, los niños con autismo empezaron a sufrir abusos y no podían disfrutar del juego. Por ello, Stuart Duncan (“AustismFaher”) creó “Autcraft”, un servidor para personas con autismo y sus familias, donde encontraron un lugar seguro para relacionarse y mejoraron sus habilidades sociales.
Aunque no es muy frecuente, en algunas ocasiones, el autismo está asociado a otros síndromes o patologías, tales como:
La enfermedad de Savant, también conocido como síndrome del Sabio, un síndrome poco común que consiste en la inteligencia marcada de ciertos individuos.
Síndrome X frágil, que constituye la primera causa de discapacidad intelectual hereditaria.
Además, puede tener comorbilidad con otros trastornos como el TDAH o trastorno de conducta.
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