El eje intestino-cerebro es una red de comunicación bidireccional que conecta el tracto gastrointestinal con el sistema nervioso.
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El eje microbiota-intestino-cerebro: ¿conocías esta conexión clave para la salud. No te pierdas este artículo
La microbiota intestinal está compuesta por millones de microorganismos que, además de facilitar la digestión y la síntesis de vitaminas, influyen en la actividad cerebral a través de tres vías principales:
-Neuronal, mediante el nervio vago. -Endocrina, a través de hormonas intestinales. -Inmunológica, mediante la secreción de citoquinas.
El equilibrio de este eje es crucial para el bienestar. Su alteración se ha relacionado con trastornos metabólicos, inmunológicos y psiquiátricos, como ansiedad, esquizofrenia y trastornos del desarrollo.
Además, se ha estudiado el impacto de la inflamación materna en el neurodesarrollo fetal.
Intervenciones como probióticos, prebióticos, simbióticos, la dieta y el trasplante de microbiota podrían ser prometedoras en enfermedades neurológicas y gastrointestinales.
Sin embargo, aunque los estudios en animales han mostrado resultados alentadores, la evidencia en humanos sigue siendo limitada.
Profundizar en los mecanismos del eje microbiota-intestino-cerebro permitirá desarrollar terapias inmunomoduladoras más efectivas para mejorar la salud digestiva y mental.
que es el eje microbiota Intestino Cerebro. Sabemos que la microbiota humana está compuesta por diferentes poblaciones de microorganismos comensales y simbióticos, en su mayoría bacterias localizadas a lo largo del tracto gastrointestinal con mayor predominancia en el polo. Sabemos también que ese proceso de colonización, si bien comienza el nacimiento, continúa a lo largo de toda la vida, siendo condicionado por factores genéticos y epigenéticos. Si bien la MICROBIOTA interviene en la facilitación de los procesos digestivos y metabólicos de ciertos nutrientes, como la síntesis de vitaminas puede además un rol crucial inmunológico, afectando la actividad metabólica y cerebral, generando una verdadera comunicación cerebro intestina bidireccional entre estos dos entornos, integrando el sistema nervioso autónomo, el sistema nervioso central y el sistema nervioso periférico. El eje Cerebro intestina interviene entonces en un diálogo bidireccional para establecer diferentes estados moleculares, celulares y funcionales. Existe entonces es tres vías de comunicación paralelas, pero a la vez interconectadas para transmitir señales inflamatorias entre el tracto gastrointestinal del sistema nervioso central. La interconexión cerebro intestina se realiza a través de mensajes neuronales a través de vías afer vaga, señales en doctrinas a través de hormonas intestinales y mensajes inmunológicos a través de la secreción de citoquinas específicas. La MICROBIOTA contribuye entonces al estado de equilibrio de este eje cerebro intestinal a través de procesos inmunológicos y ampliando el campo de acción del sistema inmune de dicho eje. Las alteraciones del eje microbiota Intestino Cerebro no sólo se relacionan con trastornos inmunológicos o metabólicos, sino además con enfermedades psiquiátricas como la esquizofrenia, la ansiedad, así como los trastornos de la conducta y del desarrollo. Es importante también remarcar el concepto de activación materna inmune. Se ha estudiado diferentes factores inflamatorios más externos que pueden estar asociados con un riesgo aumentado de trastornos del neurodesarrollo en el feto, probablemente relacionado a una falta de desarrollo de la barrera hematoencefálica. En resumen, la microbiota interactúa con el sistema nervioso principalmente de tres maneras la regulación del metabolismo a través de hormonas y neurotransmisores, la modulación de la respuesta inmune y la mediación directa de neuro zonas o señalización neuro. La comunicación bidireccional de las señales inflamatorias a través del eje intestino cerebro son muy importantes para la regulación de conductas fisiológicas, así como para enfermedades asociadas a la inflamación. La microbiota intestinal se ha convertido entonces en un regulador clave de las células inmunes en el eje intestinal y la disbiosis se ha asociado con varias enfermedades y factores de riesgo asociados a la inflamación, incluido el envejecimiento, la dieta y el estrés. Sin embargo, si la disbiosis juega un papel causal o casual en este contexto, es todavía una pregunta sin respuesta. Se ha aceptado que las intervenciones terapéuticas, como los probióticos, los prebióticos, los simbióticos, la dieta y la transferencia de materia fecal son prometedoras en los trastornos del neurodesarrollo. Sin embargo, aunque ha habido una gran cantidad de datos provenientes de experimentos con animales, la evidencia en humanos aún es insuficiente. Tratar de descifrar los mecanismos fundamentales para la señalización inflamatoria a lo largo del eje cerebro intestinal es fundamental para nuestra comprensión de la comunicación neuro inmune y el punto de partida para facilitar el desarrollo de terapias inmunomoduladores para enfermedades gastrointestinales y neurológicas.