Descongestivos nasales: alivio temporal y precauciones
La congestión nasal, o rinitis, es una inflamación de la mucosa nasal que causa obstrucción y dificultad para respirar. Esta condición, generalmente causada por infecciones virales o alergias, provoca una vasodilatación y aumento de las secreciones nasales.
Los descongestivos nasales ofrecen un alivio rápido y eficaz de la congestión nasal. Estos medicamentos actúan como vasoconstrictores, reduciendo la inflamación y facilitando el paso del aire. Disponibles en forma de espráis o gotas, contienen principios activos como la oximetazolina, xilometazolina, nafazolina o fenilefrina.
Uso adecuado y precauciones
Aunque se pueden adquirir sin receta médica, es fundamental utilizar los descongestivos nasales con precaución. Un uso excesivo o prolongado (más de 3 a 5 días) puede provocar congestión de rebote, un efecto rebote que empeora la congestión original.
Para un uso seguro:
Sonarse la nariz antes de la aplicación.
Aplicar el espray o gotas en cada fosa nasal, inclinando la cabeza ligeramente hacia atrás e inhalando suavemente mientras se presiona el dosificador.
No exceder la dosis recomendada ni el tiempo de tratamiento.
Efectos secundarios y contraindicaciones
El uso excesivo de descongestivos nasales puede causar efectos secundarios como:
Es importante consultar con un médico antes de usar descongestivos nasales si se padece de:
Hipertensión arterial
Glaucoma
Problemas cardíacos
Problemas de tiroides
Alternativas a los descongestivos nasales
Existen alternativas para aliviar la congestión nasal sin recurrir a los descongestivos nasales, como:
Lavados nasales con suero fisiológico: ayudan a limpiar las fosas nasales de mucosidad y alérgenos.
Soluciones de agua marina: similares al suero fisiológico, descongestionan y humectan la mucosa nasal.
Antihistamínicos: útiles en casos de congestión nasal por alergia.
Corticoides nasales: reducen la inflamación nasal, especialmente en casos de rinitis alérgica.