Fiebre en niños: entendiendo las fases
La fiebre en niños es un proceso que genera muchas dudas y preocupación en los padres. Entender las diferentes fases de la fiebre puede ayudar a los padres a mantener la calma y a tomar las medidas adecuadas.
Durante el proceso febril, la temperatura del niño no se mantiene constante, sino que experimenta picos. La frecuencia e intensidad de estos picos pueden darnos información sobre la evolución de la infección. Si los picos son muy frecuentes y altos, es probable que la infección esté empeorando. Por el contrario, si los picos se vuelven menos frecuentes y la temperatura desciende gradualmente, es una señal de que la infección está mejorando.
Cambios en el cuerpo durante la fiebre
Al inicio de la fiebre, es común observar que el niño se pone pálido, con ojeras y las uñas moradas. Esto se debe a que el cuerpo, en un intento por conservar el calor, reduce el flujo sanguíneo hacia la piel y lo concentra en los órganos vitales.
Otro mecanismo que utiliza el cuerpo para generar calor son los temblores. Es importante saber diferenciar los temblores febriles de las convulsiones, ya que esto suele generar mucha angustia en los padres. Durante los temblores febriles, el niño está consciente y tiene frío, mientras que las convulsiones se producen de forma inconsciente y se caracterizan por sacudidas rítmicas.
Cuando la fiebre alcanza su punto máximo, el cuerpo activa mecanismos para disipar el calor. La piel se enrojece debido a la vasodilatación, es decir, el aumento del flujo sanguíneo hacia la superficie del cuerpo. La sudoración es otro mecanismo fundamental para reducir la temperatura corporal. Cuando el sudor se evapora, produce un efecto refrescante. Una vez que el niño comienza a sudar, la fiebre suele disminuir.
Es importante recordar que la fiebre en sí misma no es una enfermedad, sino un síntoma de que el cuerpo está luchando contra una infección.