Después de haber sufrido un ictus, pueden aparecer distintas secuelas que afecten a nuestro día a día, como por ejemplo los cambios en la personalidad.
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Acción IctusDespués de haber sufrido un ictus, pueden aparecer distintas secuelas que afecten a nuestro día a día, como por ejemplo los cambios en la personalidad.
Si has padecido daño cerebral, seguramente te preguntes por qué cambia el carácter después de un ictus... pero es algo más normal de lo que crees.
Después de haber sufrido un ictus, pueden aparecer diversas secuelas que afectan significativamente a la vida cotidiana. Entre estas secuelas se encuentran problemas de memoria, dificultades en la comunicación y en la movilidad. Sin embargo, una de las secuelas más frecuentes y que causa gran malestar tanto en quienes la padecen como en sus familiares y entorno son los cambios en la personalidad.
Muchas personas que han experimentado un ictus comentan que ellos mismos o sus seres queridos se comportan de manera diferente. Pueden experimentar cambios de humor y, sobre todo, tienen dificultades para manejar esta situación. Es importante comprender que sufrir un ictus es un evento altamente estresante que pone en peligro la vida de la persona y conlleva numerosos cambios en su vida diaria.
Por lo tanto, no es sorprendente que surjan reacciones emocionales como tristeza, ansiedad o enfado. Además, es fundamental tener en cuenta que el control de nuestro estado de ánimo y comportamiento se encuentra en áreas específicas del cerebro que pueden resultar dañadas durante un ictus. Esto puede provocar que la persona pierda el control sobre su propia conducta, por lo que la mayoría de los cambios de personalidad que se manifiestan no son intencionados y no deben tomarse de manera personal.
Existen varios cambios de personalidad que pueden surgir después de un ictus. Aquí nos enfocaremos en cinco de ellos y ofreceremos consejos prácticos para afrontarlos y para que entiendas mejor por qué cambia el carácter después de un ictus:
[object Object]0. Agitación y deambulación: nos referimos a estar inquietos y a moverse constantemente, sin un objetivo claro. Esto suele ocurrir debido a la desorientación o confusión. Para abordar este problema, es importante crear un entorno organizado y seguro. Establecer rutinas diarias y mantener un entorno familiar comunicativo puede ayudar a reducir la confusión y la necesidad de moverse constantemente. [object Object]1. Agresividad o irritabilidad: en caso de que esto suceda, es crucial evitar los enfrentamientos. Si la persona reacciona con agresividad, lo fundamental es que se distraiga, redirigiendo su atención hacia algo que le guste. [object Object]2. Apatía o falta de iniciativa: para abordar esto, es esencial proponer actividades que sean fáciles y de agrado para la persona. Al principio, lo más importante es que comience a hacer cosas, no que las haga perfectamente. [object Object]3. Impulsividad: se manifiesta cuando la persona actúa sin pensar, haciendo comentarios inapropiados o agarrando cosas que no le pertenecen. En estos casos, es necesario ayudar a la persona a comprender que su comportamiento no es adecuado, haciéndoselo saber con firmeza pero con amabilidad, evitando discusiones. Si la persona reacciona de manera negativa, intenta distraerla y cambiar de tema. [object Object]4. Síntomas depresivos: si la persona se siente deprimida o triste, es importante ofrecerle apoyo emocional. Permítele expresar sus sentimientos y evita hacer comentarios que rememoren las pérdidas que el ictus ha causado en su vida. Si los síntomas depresivos persisten o interfieren en sus actividades diarias, se recomienda buscar ayuda profesional.
Comprender y abordar las alteraciones de personalidad después es fundamental para el proceso de recuperación y para entender por qué cambia el carácter después de un ictus. La paciencia, el apoyo emocional y la orientación adecuada pueden marcar la diferencia en la calidad de vida de quienes han sufrido esta experiencia.
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después de haber sufrido un ictus pueden aparecer distintas secuelas que afecten a nuestro día a día, como por ejemplo problemas de memoria, dificultad para comunicarse o también para caminar. Pero una de las secuelas más frecuentes y que mayor malestar provocan tanto en que lo sufre como los familiares y su entorno, son los cambios de la personalidad. Muchas personas que han pasado por esta experiencia comentan que su familiar o ellos mismos se comportan de forma diferente. Tiene muchos cambios de humor y, sobre todo, que no saben como manejar esta situación. Si este es tu caso, lo primero que nos debemos plantear es que sufrir un ictus es un acontecimiento muy estresante que pone en peligro la vida de la persona que lo padece y que supone muchísimos cambios tanto en uno mismo como la forma en que va a tener que enfrentarse a su vida diaria. Por lo tanto, no es extraño que aparezcan reacciones como tristeza, ansiedad o enfado. No obstante, también se debe tener en cuenta que el control de nuestro estado de ánimo y forma, ya que lugar se encuentran localizados en partes concretas del cerebro cuando se sufre un ictus. Estas zonas se pueden dañar, provocando que la persona pierde el control sobre su propia conducta, por lo que la gran mayoría de los comportamientos que pueden aparecer no serán intencionados y no deberemos tomarlos como algo personal. Existen muchos cambios de personalidad que pueden aparecer tras un ictus. Pero para poder ofreceros algunos consejos prácticos nos centraremos tan sólo en cinco de ellos. Vamos a verlos uno por uno El Primero es la agitación y deambulación. Nos referimos a cuando la persona está muy inquieta, incluso no para de moverse por la casa viendo de una habitación a otra sin ningún objetivo concreto Normalmente. Esto sucede porque se encuentra muy desorientada o confusa, que podemos hacer crear un ambiente organizado y seguro, ya que ayudará a disminuir su confusión, inquietud y tendrá menos necesidad de moverse. Por ejemplo, intenta que sepa qué hora y quería es que su entorno sea lo más familiar posible y establece unas rutinas diarias El. Segundo, es la agresividad o irritabilidad. En este caso es muy importante evitar los enfrentamientos. Si la persona reacciona con agresividad, trata de distraer, le lleva su atención a otra cosa, algo que le guste y desviarle del tema. El tercero sería la apatía o la falta de iniciativa. Aquí es importante intentar quedar actividades que le resulten fáciles y que sean de su agrado. Al principio lo importante es que comience a hacer cosas, no que las haga bien, no que hagan muchas cosas diferentes. Cuando lo consiga felicitarle, dile que lo ha hecho muy bien. Reconociendo su esfuerzo y animándole a continuar. El cuarto hace referencia a la impulsividad. Con esto nos referimos a cuando la persona actúa sin pensar, por ejemplo, haciendo comentarios inapropiados o cogiendo cosas que no le pertenecen. En estos casos, al principio tendremos que ayudarle a darse cuenta de que su comportamiento no es correcto, diciéndoselo con firmeza pero de buenas maneras, evitando discusiones. Y si la persona reacciona mal, intentando distraerle y desviando su atención a otro tema diferente. El quinto y último se refiere a los síntomas depresivos. Si la persona se encuentra deprimida Edad triste quizás sea una reacción normal a su nueva situación. En estos casos se le puede ofrecer apoyo, dejándola expresa sus sentimientos y evitando hacer comentarios que les hagan pensar en las pérdidas que ha supuesto el ictus en su vida. No obstante, si estos síntomas se alargan en el tiempo o son tan intensos que impiden que realice sus actividades diarias, es recomendable buscar ayuda profesional.