Hablamos con Paloma, médico y persona con obesidad, que nos habla de cómo es convivir con esta enfermedad.
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Hablamos con Paloma, médico y persona con obesidad, que nos habla de cómo es convivir con esta enfermedad.
Imagínate vivir con una mochila de treinta kilos. Siempre imagínate levantarte de la cama, abrir un armario y no querer ponerte nada. Imagínate bajar a desayunar y saber que ya empiezan tus problemas porque ya te estás enfrentando a la comida, pero tienes que nutrirse. Imagínate que llegas al trabajo y te sientas en la silla, pero es que no cabes en la silla y son cosas que si no eres obeso, no sé bien. Yo siempre he sido una una niña. Lo que vulgarmente viene es diciéndose una niña grande. No comía, pero me movía. Entonces mi peso era proporcional a los nueve años. Me operan de corazón, me alimentación sigue siendo muy similar, pero mi actividad física cambia por completo y ahí yo veo como un punto de inflexión en mi vida. Llega un momento en que yo empiezo a hacer la carrera de Medicina. Empiezo a ver que en mis antecedentes médicos aparece obesidad, pero lo veo más como un factor de riesgo, más que como una patología. Porque a mí en ningún momento nadie me dice que yo igual que soy asmática, tengo obesidad como una enfermedad. Nadie me habla de ello. Nada me ha condicionado más en mis treinta y seis años que la obesidad. Ahora sí que es verdad que estoy yendo a una unidad de obesidad que me estoy tratando, pero es porque yo yo lo solicito porque yo lo necesito. A pesar de mi formación como profesional y a pesar de mi formación como paciente, no es fácil aceptarlo porque vives en un mundo tan tan cruel que la obesidad está tan mal vista que te sientes culpable constantemente por estar gorda. Para mí, enfrentarme a la sociedad y a los prejuicios de la sociedad ya no es tanto el problema ahora en sí ha sido más en la infancia, en el momento del cole, los niños, los insultos. Cuando tenía catorce años tenía que ir a las tiendas de mujer a comprarme ropa y desde que tengo desde que era muy pequeña salía, empezaba a salir de fiesta y tenía que usar pantalones de señora. Y vas a comprarte algo y te dice la dependienta no, perdona, es que aquí no tenemos nada de tu talla, pero ni siquiera te ha dado la oportunidad de esperar a ver si vas a pedirle algo para ti o para otra persona. El come menos y el muévete más. Es un mito falso. Yo tengo limitaciones por ser obesa y siento que no están reconocidas. Me cuesta mucho más recorrer distancias. Me canso más para para hacer cualquier tipo de tarea. Duermo peor. Tengo quizá más limitaciones emocionales. Si yo estoy más cansada, duermo peor y encima laboralmente tengo que estar a pie de cañón. Yo no tengo equidad con el resto de enfermedades. Bueno, pues este es el hospital donde yo trabajo, vengo caminando y bueno, suelo venir de lunes a viernes y algún fin de semana cuando tengo que hacer guardias de fin de semana, que estoy veinticuatro horas. Yo que trabajo en un ámbito sanitario, se sigue viendo la obesidad más como un factor de riesgo que como una enfermedad crónica. Y los que lo pueden llegar a entender o tienen esa visión de futuro no tienen los recursos suficientes a su alcance para tratarla como se merece. Yo creo que lo que hace falta es una mezcla y además, a la vez que que se unan diferentes factores, no tanto económicos como sanitarios. Y también sería fundamental formación, formación a los sanitarios. Creo en un futuro diferente para la obesidad y todo esto no lo hago sólo como paciente. Lo hago como sanitaria. Yo tengo una niña de cinco años y medio y yo no quiero que mi hija pase por lo que estoy pasando. Yo quiero ir a un parque y correr con mi hija y yo quiero ver a mi hija crecer y vivir con ella y disfrutar con ella. Y creo en la medicina. Siempre he creído en ella y lo seguiré haciendo.
Imagínate vivir con una mochila de treinta kilos. Siempre imagínate levantarte de la cama, abrir un armario y no querer ponerte nada. Imagínate bajar a desayunar y saber que ya empiezan tus problemas porque ya te estás enfrentando a la comida, pero tienes que nutrirse. Imagínate que llegas al trabajo y te sientas en la silla, pero es que no cabes en la silla y son cosas que si no eres obeso, no sé bien. Yo siempre he sido una una niña. Lo que vulgarmente viene es diciéndose una niña grande. No comía, pero me movía. Entonces mi peso era proporcional a los nueve años. Me operan de corazón, me alimentación sigue siendo muy similar, pero mi actividad física cambia por completo y ahí yo veo como un punto de inflexión en mi vida. Llega un momento en que yo empiezo a hacer la carrera de Medicina. Empiezo a ver que en mis antecedentes médicos aparece obesidad, pero lo veo más como un factor de riesgo, más que como una patología. Porque a mí en ningún momento nadie me dice que yo igual que soy asmática, tengo obesidad como una enfermedad. Nadie me habla de ello. Nada me ha condicionado más en mis treinta y seis años que la obesidad. Ahora sí que es verdad que estoy yendo a una unidad de obesidad que me estoy tratando, pero es porque yo yo lo solicito porque yo lo necesito. A pesar de mi formación como profesional y a pesar de mi formación como paciente, no es fácil aceptarlo porque vives en un mundo tan tan cruel que la obesidad está tan mal vista que te sientes culpable constantemente por estar gorda. Para mí, enfrentarme a la sociedad y a los prejuicios de la sociedad ya no es tanto el problema ahora en sí ha sido más en la infancia, en el momento del cole, los niños, los insultos. Cuando tenía catorce años tenía que ir a las tiendas de mujer a comprarme ropa y desde que tengo desde que era muy pequeña salía, empezaba a salir de fiesta y tenía que usar pantalones de señora. Y vas a comprarte algo y te dice la dependienta no, perdona, es que aquí no tenemos nada de tu talla, pero ni siquiera te ha dado la oportunidad de esperar a ver si vas a pedirle algo para ti o para otra persona. El come menos y el muévete más. Es un mito falso. Yo tengo limitaciones por ser obesa y siento que no están reconocidas. Me cuesta mucho más recorrer distancias. Me canso más para para hacer cualquier tipo de tarea. Duermo peor. Tengo quizá más limitaciones emocionales. Si yo estoy más cansada, duermo peor y encima laboralmente tengo que estar a pie de cañón. Yo no tengo equidad con el resto de enfermedades. Bueno, pues este es el hospital donde yo trabajo, vengo caminando y bueno, suelo venir de lunes a viernes y algún fin de semana cuando tengo que hacer guardias de fin de semana, que estoy veinticuatro horas. Yo que trabajo en un ámbito sanitario, se sigue viendo la obesidad más como un factor de riesgo que como una enfermedad crónica. Y los que lo pueden llegar a entender o tienen esa visión de futuro no tienen los recursos suficientes a su alcance para tratarla como se merece. Yo creo que lo que hace falta es una mezcla y además, a la vez que que se unan diferentes factores, no tanto económicos como sanitarios. Y también sería fundamental formación, formación a los sanitarios. Creo en un futuro diferente para la obesidad y todo esto no lo hago sólo como paciente. Lo hago como sanitaria. Yo tengo una niña de cinco años y medio y yo no quiero que mi hija pase por lo que estoy pasando. Yo quiero ir a un parque y correr con mi hija y yo quiero ver a mi hija crecer y vivir con ella y disfrutar con ella. Y creo en la medicina. Siempre he creído en ella y lo seguiré haciendo.