El asma es una enfermedad crónica que afecta a las vías respiratorias, provocando que se inflamen y se estrechen, lo que dificulta la respiración.
Diagnóstico del asma infantil
El diagnóstico del asma en niños puede ser un desafío, ya que los síntomas pueden variar mucho de un niño a otro e incluso pueden confundirse con otras enfermedades respiratorias.
El Dr. Santiago Rueda, neumólogo pediatra del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, nos explica que el diagnóstico del asma se basa en la historia clínica del paciente, la exploración física y las pruebas de función pulmonar.
Durante la historia clínica, el médico preguntará sobre los síntomas del niño, como la tos, las sibilancias, la dificultad para respirar y la opresión en el pecho. También se interesará por los antecedentes familiares de asma y alergias, así como por la exposición a posibles desencadenantes, como el humo del tabaco, los ácaros del polvo y el pelo de animales.
La exploración física incluye la auscultación del tórax con un estetoscopio para detectar sibilancias u otros ruidos respiratorios anormales.
Las pruebas de función pulmonar miden la cantidad de aire que el niño puede inhalar y exhalar, así como la rapidez con la que puede hacerlo. La espirometría es la prueba de función pulmonar más común que se utiliza para diagnosticar el asma. Esta prueba mide la cantidad de aire que el niño puede exhalar con fuerza en un segundo (FEV1) y la cantidad total de aire que puede exhalar (capacidad vital forzada o FVC). En niños con asma, el FEV1 suele ser bajo, pero mejora después de la administración de un broncodilatador, un medicamento que abre las vías respiratorias.
Es importante destacar que el diagnóstico del asma en niños puede llevar tiempo y puede requerir varias visitas al médico.
Consejos para padres
Si sospechas que tu hijo puede tener asma, es importante que lo lleves al médico para que le haga una evaluación.
El Dr. Rueda también destaca la importancia de identificar y evitar los desencadenantes del asma, como los alérgenos y el ejercicio físico. Controlar el entorno del niño, evitando la exposición al humo del tabaco, los ácaros del polvo, el pelo de animales y otros alérgenos puede ayudar a prevenir los síntomas del asma.
Con un diagnóstico y tratamiento adecuados, los niños con asma pueden vivir una vida normal y activa.